Jaquelina Balangione advierte sobre el vertiginoso aumento constante de los ingresos, que desde 2017 sube en promedio 25 puntos por año.
La defensora provincial Jaquelina Balangione se retira de su función, tras seis años de ejercicio, denunciando una situación dramática en las cárceles de la provincia. La superpoblación proyecta graves problemas de convivencia interna, se disparan los casos de tortura y maltrato psicológico, las malas condiciones materiales de detención y las deficiencias en asistir la salud de los internos. La tasa de encarcelamiento de 2022 triplica la del 2012. A partir de 2017 el ingreso de detenidos a las prisiones santafesinas tuvo un aumento constante que enciende todas las alertas: 25 puntos en promedio por año.
El último informe del Servicio de Defensa, que Balangione presentó este martes en la Cámara de Diputados de la provincia, indica que el abarrotamiento de las cárceles no solo se refleja en el alza constante de ingreso de personas. También en que los que están adentro salen menos: las modificaciones legales, en particular un decreto provincial de 2016, les quitan a salidas progresivas a los internos. Este endurecimiento que impide salidas transitorias, regímenes de semilibertad o libertad condicional satura las cárceles donde hay, en lo que va de 2023, más de 8 mil presos, 10 mil si se suman los penales policiales. La Defensoría Provincial advierte que el énfasis en el encierro como única respuesta a la inseguridad tiene efectos muy duros. Si la tendencia sigue así por más que se construyan cárceles no se resolverá el problema del hacinamiento.
"En las cárceles ya no hay donde poner a los presos", dijo Balangione este martes en la presentación ante Diputados. "Tenemos mil presos hoy en el ámbito policial, donde no debería haber nadie. Solo por unas horas hasta que se resuelve la situación procesal del imputado", afirmó. "Hoy en la ciudad de Santa Fe el tema es caótico en comisarías. Lugares donde están saturadas al 300 por ciento", precisó.
Fue significativo que la alta cantidad de presos fue también motivo de preocupación en la exposición, en el mismo lugar y el mismo día, del fiscal general saliente de la provincia, Jorge Baclini. Precisamente el responsable del órgano que se encarga de la persecución penal sostuvo que las tasas de encarcelamiento son críticas en la provincia.
También es significativa la cantidad de muertes tanto en cárceles como en dependencias policiales. En 2022 hubo 26 fallecimientos de detenidos. De los 16 que murieron en cárceles 14 eran varones y 2 mujeres. El promedio de edad de los fallecidos fue de 33 años. Once de los decesos en cárceles fueron categorizados como violentos y cinco como no violentos. De las 12 muertes violentas, la causa más recurrente fue el homicidio con un total de 5 casos, seguido de suicidio con un total de 3 muertes, al igual que desatención manifiesta. El 50 por ciento de los fallecidos no habían cumplido un año de detención.
Las situaciones de violencia institucional, sostiene el informe, muy a menudo no se denuncian por miedo. Los empleados del Registro Provincial de Violencia Institucional obtuvieron relatos que indican combinaciones de agresiones físicas y psicológicas contra detenidos. Entre los varios ejemplos referidos destaca el relato de un interno que el 7 de noviembre pidió agua y algunos elementos de higiene porque era miércoles y recibía visitas. Los guardias se negaron y empezó a discutir con ellos.
“Comenzó a comer el almuerzo apoyado en el pasaplatos y uno de los guardias le sacó el cuchillo de la mano y se lo clavó en la mano derecha y le hizo un corte, mientras otro guardia le decía «que se mate». Cuando lo llevaron a enfermería a hacer las curaciones, los guardias entraron en su celda y les sacaron sus pertenencias (un reloj, perfumes y el colchón). Cuando llegó de la enfermería lo obligaron a sacarse la ropa y lo dejaron en ropa interior dentro de la celda. No quiere realizar la denuncia por temor a sufrir represalias y porque empeorará sus condiciones de detención”, sostiene el informe.
La superpoblación carcelaria es un déficit muy remarcado en el informe. En Coronda, una de las más superpobladas, la capacidad máxima declarada es de 1456 internos y al 31 de diciembre de 2022 alojaba un total de 2.189 detenidos, un exceso de 733. Otro dato que marca la crisis: la población de Coronda se duplicó en el 2022 respecto al año 2014. En la cárcel de Piñero hay capacidad para 1.452 internos. Al final de 2022 se encontraban alojados 2.153 varones, por lo tanto, el cupo se encontraba excedido en 701 detenidos.
Balangione aludió como un ámbito de deterioro súbito la unidad 5 de mujeres de Rosario porque se trata de una penitenciaría nueva. La capacidad es de 171 internas pero al finalizar el año pasado se encontraban alojadas 237.
Otro punto crítico es la cómo se vive día a día en la cárcel por la deficitaria infraestructura. Por ejemplo en los módulos norte y sur de Coronda donde hay 2005 alojados. Un recorrido de la Defensoría constató falta agua de las canillas, faltas de colchas y frazadas, mal funcionamiento de las duchas y no provisión de agua caliente, letrinas tapadas y olores hediondos, ventanas sin vidrios, celdas inundadas y sucias, conexiones eléctricas riesgosas, falta de elementos de higiene y falta de colchones.
Varinia Drisun, diputada provincial del Partido Socialista, presentó un proyecto de ley que prohíbe la exhibición de golosinas, bebidas azucaradas y productos con uno o más sellos de advertencia por exceso de azúcares, grasas saturadas, calorías y sodio en las líneas de caja de supermercados y autoservicios.
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En el día internacional que la ONU estableció para reconocer a las mujeres rurales, la presidenta de la Cámara de Diputadas y Diputados destacó “el rol que han tenido en la provincia de Santa Fe desde la llegada de los primeros colonos hasta asumir los múltiples desafíos que hoy conlleva el modelo agrobioindustrial”.
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Los brigadistas “no dan abasto” y necesitan un recambio urgente. El gobierno provincial declaró “zona de desastre” a los lugares afectados.