Se definió en una reunión que mantuvo el ministro Lamberto con el secretario Berni la semana pasada. La idea es que actúen juntamente con las fuerzas provinciales en las zonas más calientes de Rosario.
Antes de partir hacia la India, el gobernador Antonio Bonfatti se comunicó con el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, a quien le insistió que era necesario que la Nación enviara gendarmes para reforzar los patrullajes en Rosario, donde la escalada de violencia se cobró 60 muertos en menos de dos meses.
No es la primera vez que el pedido es cursado a la administración nacional, que sólo accedió a mandar efectivos de esa fuerza durante el conflicto con la Policía santafesina en diciembre, cuando arribaron a Rosario y Santa Fe unos dos mil gendarmes.
Y también durante los días previos al Dakar, cuando Gendarmería hizo tareas de prevención en la ciudad, donde se realizó la largada de la carrera el 2 de enero pasado. Pero después de este evento multitudinario, los integrantes de esta fuerza de seguridad retornaron a sus lugares de patrullaje habituales en el conurbano bonaerense, donde actualmente está focalizada la estrategia de seguridad de la cartera que dirige en la práctica Berni.
En el encuentro que el ministro de Seguridad de la provincia, Raúl Lamberto, mantuvo el martes pasado con su par nacional María Cecilia Rodríguez y Berni, se definió que un grupo de gendarmes va a arribar a Rosario en las próximas semanas. No trascendió el número de efectivos que va a viajar hacia el sur de Santa Fe.
El objetivo central es que estos uniformados trabajen en conjunto con las fuerzas provinciales. “Van a ser una especie de segunda línea de apoyo a la Policía de Santa Fe”, señalaron en el Ministerio de Seguridad provincial.
Se acordó además que funcionarios de la cartera que encabeza Lamberto realicen un curso de capacitación sobre policía de proximidad vinculado al plan que lleva adelante el Ministerio de Seguridad de la Nación en algunos sectores de Capital Federal. Los funcionarios que viajarán a Buenos Aires, entre otros, serán Juan Manuel Neffen, director de Proximidad Policial y Daniel Pinto, coordinador operativo de ese programa, que ya se puso en marcha en el barrio Barranquitas de Santa Fe donde tuvo una muy buena repercusión entre los vecinos.
En el gobierno provincial están preocupados por la escalada de violencia en Rosario. El incremento en la cantidad de homicidios durante los últimos dos meses después de un 2013 complicado en materia delictiva, que dejó 264 muertos en Rosario, impone medidas de urgencia, más allá de los cambios que se están llevando a cabo en la estructura de la Policía y con la puesta en marcha a partir del 10 de febrero pasado del nuevo sistema procesal penal.
La apuesta es complementar el Programa de Intervención Integral en Barrios, que se implementará en 20 sectores de la ciudad de Rosario y cuatro de Villa Gobernador Gálvez en los próximos dos años. El gobierno tiene asignado un presupuesto general que supera los 4 mil millones de pesos. Y es la principal apuesta desde el plano social. El plan prevé la llegada del Estado a zonas y lugares, sobre todo en el sur y oeste de la ciudad, que estaban desguarnecidos y donde el narcotráfico caló hondo a través de la ramificación de los búnkers como boca de expendio de la venta de cocaína.
El apoyo de la Gendarmería servirá para prevenir nuevas acciones violentas en determinadas zonas calientes de Rosario, pero siempre actuando como fuerza de apoyo, no como un grupo de choque. A este esquema se pretende sumar luego la Policía de Intervenciones Especiales de Santa Fe, que está en carpeta para su puesta en funcionamiento en las próximas semanas, según adelantaron en la cartera de Seguridad.
La visión desde Estados Unidos
En el Ministerio de Seguridad provincial señalaron que le comunicaron a Berni el diagnóstico que el gobernador Antonio Bonfatti y Lamberto escucharon de las autoridades del gobierno de Estados Unidos y de organismos internacionales sobre el avance del narcotráfico y la violencia en las provincias del centro del país. Según contaron las fuentes, al secretario de Seguridad de la Nación, no le gustó nada escuchar esa visión.
Bonfatti se reunió el 15 de enero pasado con el representante de Asuntos del Hemisferio Sur del Departamento de Estado norteamericano, William Ostick. En ese encuentro, los especialistas de esa dependencia norteamericana detallaron una serie de puntos y de características que ponen a Rosario como un “núcleo duro” del narcotráfico en el país.
“Percibimos que hay una especial atención puesta en la Argentina por el impacto que ha tenido el avance del narcotráfico durante los últimos años en provincias de la zona central del país, como Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos”, apuntó Lamberto.
“Los diagnósticos fueron coincidentes en el Departamento de Estado y en la OEA. Nos enumeraron una serie de características por las cuales consideran que Rosario y otras zonas del centro del país tienen hoy problemas con el tráfico de drogas”, explicó el ministro de Seguridad.
La visita de Bonfatti y Lamberto a Washington abrió puertas, según puntualizaron en el gobierno santafesino, para acceder a programas de organismos internacionales para el desarme y la prevención de adicciones. La semana pasada llegó a Santa Fe un grupo de instructores del Federal Bureau of Investigation (FBI), encabezados por Frank Nivar, un agente especial que investigó los carteles de droga mexicanos y colombianos desde la oficina de Chicago para capacitar a policías locales.
Durante la reunión en Washington, los especialistas del Departamento de Estado indicaron -según explicaron desde el gobierno de Santa Fe- que “la droga baja desde los países productores hacia la Argentina con fines de exportación”. En este esquema, Rosario resulta un punto estratégico por su geografía, por la confluencia de rutas terrestres con conexión internacional, como la 34 (Bolivia) y la 11 (Paraguay), y, sobre todo, por la hidrovía. Santa Fe posee 21 puertos privados, la mayoría dedicados a la exportación, y cuatro públicos.
“Otra de las características que nos señalaron es que Rosario, al no ser la capital del país, donde hoy están centralizadas las fuerzas de seguridad federales, enfrenta cierta vulnerabilidad para el combate del narcotráfico”, indicaron desde la administración santafesina. Además, parte de la Policía de Santa Fe está bajo sospecha por sus presuntos vínculos estrechos con el narcotráfico. Un caso reciente, como fue el procesamiento de la banda de Los Monos, grafica la situación: de los 36 imputados, diez son efectivos de la Policía provincial.
“La droga es manejada por carteles internacionales que utilizan a grupos locales para el traslado de los estupefacientes. Nos señalaron que a estos grupos no se les paga con dinero, sino con una parte de los cargamentos de droga, que es menos del 5 por ciento de lo que sale. Nos advirtieron que esas bandas con anclaje territorial generan ‘ruido’, cuando lo importante, como es la exportación de estupefacientes, pasa por otro lado”, agregaron.
El viaje de la delegación del gobierno santafesino estaba previsto desde hacía tiempo, a instancias del premio que otorgó el BID en el concurso “Gobernarte: el arte del buen gobierno” a un programa llamado Vínculos, que se puso en práctica en Santa Fe en 112 localidades, donde las autoridades locales pueden definir, conociendo la realidad de su territorio, acciones para abordar la temática de la seguridad y violencia.