Los viajes a Río de Janeiro sufrieron una inédita suba en pocas horas. El costo del ómnibus pasó de 3.100 a 5.000 pesos, mientras que el ticket aéreo superó los $30.000.
Los precios de los pasajes de avión o colectivo a Río de Janeiro o las combinaciones posibles para llegar a la Ciudad de Dios ayer se multiplicaron hasta por tres, comparado con el punto de ebullición alcanzado días atrás luego de la victoria de la selección ante Bélgica.
Superó las expectativas hasta de los propios operadores turísticos, que después de los últimos años dulces financiados con dólar barato no vislumbraban que el Mundial de Brasil 2014 podría modificar el amperímetro. Pero el gol en el minuto 117 ante Suiza, la volea tempranera del Pipita Higuaín contra Bélgica y el equipo frente a Holanda no hicieron más que potenciar las ansias.
Los teléfonos de agencias de viajes, de las aerolíneas (ayer sonaron, incluso, las de aquellas que por extraña que fuera la vuelta aterrizaran en Río) y los de la boletería de Crucero del Norte en la terminal de ómnibus de Rosario se vieron sobrepasados.
Los pasajes en colectivo para ir a Río de Janeiro, y llegar antes de que arranque el domingo próximo la final entre la Argentina y Alemania, se agotaron, incluso con más de 30 refuerzos dispuestos para todo el país. "Ni el Papa Francisco consiguió esto el año pasado", recordó Darío Ramos, responsable local de Crucero del Norte, quien ya imagina lo que podrían ser los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Era casi la medianoche del miércoles y David Blatti no salía de su felicidad cuando escuchó que se había liberado un asiento. No así su novia. Fue cuando le dijo "sí, quiero" a Ramos, cuando éste le preguntó si aceptaba el boleto, aunque fuera para él solo. Y fue ayer el último pasajero en subira al colectivo con destino a Río (ver apate).
En tanto, varios pasajeros fueron derivados a la ciudad de Campana, una de las paradas de la empresa que va hasta Brasil a través del puente Zárate-Brazo Largo.
Al mediodía, unos 40 jóvenes se subieron al colectivo de refuerzo que agregó la compañía misionera para la terminal de Rosario.
La mayoría de los que se subieron a esa unidad ni pensó en buscar entradas o alojamiento, pese a las reiteradas recomendaciones. Esos jóvenes de entre 19 y 30 años pretenden pasar el domingo en el fan fest (espacio público para los hinchas que no acceden al estadio).
El problema de la vuelta quedará para después del partido, aseguraron algunos de ellos. "Recién tenemos lugar para volver de Río el lunes 21 de julio", detalló Ramos.
Pero en medio de esa vorágine los precios de los pasajes comenzaron a dispararse, casi desde el instante en que Maxi Rodríguez le apuntó a la cabeza del arquero holandés en el penal, lo que significó el pase a la final después de 24 años.
El pasaje de ida y vuelta en colectivo de Rosario a Río de Janeiro pasó, en pocas horas, de 3.100 a 5.000 pesos.
On line, los tickets de avión estaban por las nubes. Respecto de los paquetes de viajes aéreos con alojamiento —sin entrada—, que ya se habían duplicado después de que la selección superara a Bélgica ($10.000 promedio), se especulaba el lunes entre los operadores que, si quedaban asientos, llegarían a los 20.000 pesos para la final. Pero se quedaron cortos.
Es que ayer se pagaron hasta 31.000 pesos por un viaje en Aerolíneas Argentinas. El triple respecto de 48 horas atrás. No obstante, la compañía llenó los 15 vuelos que agregó.
De Rosario salieron vuelos de las brasileñas Gol y TAM. También hubo consultas en LAN.
Incluso, se llegaron a ofrecer paquetes con entradas con precios cercanos a los 10.000 dólares. Pero era casi a suerte o verdad la autenticidad de las entradas. Sin Brasil en la final, aparecieron unas cuantas entradas en una brumosa reventa.
Un impresionante despliegue de recursos económicos en el mismo día en que el Senado dio el primer paso para intentar blindar las reservas, pero de los fondos buitres.