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Paraná Metal: a días de los despidos ya hay varios retiros anticipados

Según el preaviso, la empresa prescindirá de los servicios de los empleados desde el 31 de octubre. Casi 40 trabajadores no aguantaron la agonía de esperar a ser cesanteados.

Desolación. Estiman que hoy se terminarían los insumos de la planta ubicada en Villa Constitución. Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital

Desolación. Estiman que hoy se terminarían los insumos de la planta ubicada en Villa Constitución. Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital

Se acerca la fecha de concreción de los despidos anunciados en la autopartista Paraná Metal SA y ya hay varios empleados que no resistieron la agonía y se retiraron anticipadamente de la empresa de Villa Constitución perteneciente al Grupo Indalo. Ayer por la mañana la comisión directiva de la UOM villense impidió que la patronal retirara la producción existente en la planta y está atenta a las conversaciones que desde ayer mantiene en Buenos Aires la gerencia de la planta y los dueños. Hoy habrá un nuevo encuentro entre las autoridades a las 16, aunque sospechan que está "todo cocinado" y que la fábrica cerraría sus puertas.

En agosto pasado la firma envió los preavisos a 180 trabajadores, la mayoría operarios, mientras que el resto pertenecen a la administración y gerencia. Los mensajes fueron reenviados a principio de este mes, y se concretarán en tres días, de no mediar lo que a esta altura se consideraría un milagro. Hasta ayer, 38 de esos empleados cesanteados y 11 que se desempeñaban fuera del convenio laboral, optaron por tomar el retiro voluntario, porque "no aguantaban más. El despido ya lo tenemos. Es desesperante y sabemos que (los dueños) no tienen ánimos de arreglar nada", indicó a La Capital José Luis Torres, protesorero de la comisión directiva de la UOM.

A lo que la empresa sí está dispuesta es a pagar la indemnización completa, con todo liquidado como corresponde. "Mientras tanto, se continúa trabajando y mañana (por hoy) se terminan los insumos".

"Por razones ajenas". En el telegrama de despidos dirigido a los cesanteados, Paraná Metal SA les comunicó que "pese a la crisis que atraviesa el sector, la dirección de la empresa ha efectuado denodados esfuerzos por preservar las fuentes de trabajo frente a la falta de trabajo, sin embargo, razones de fuerza mayor, ajenas a la voluntad de Paraná Metal SA, la obligan a tomar la decisión expresada (SIC)", de "prescindir de sus servicios a partir del 31 de octubre de 2015".

Desde que las cartas fueron llegando a los domicilios de los trabajadores, la planta ubicada sobre la ruta provincial 21 se cubrió de un manto de incertidumbre y misterio. Se tejió todo tipo de hipótesis sobre la determinación de la patronal, que hasta ayer no concedió al gremio entrevista alguna para dar explicaciones. También circularon versiones, algunas incluso optimistas sobre una posible reconversión productiva y la concreción de nuevos trabajos, pero en definitiva se fueron apagando conforme se acercaba el fin de mes.

Oportunidades. El gremio y los empleados lamentan que, por esta situación, se perderían importantes oportunidades para cerrar contratos con empresas relevantes, que permitirían elevar los niveles de producción. Trascendió en este sentido que la firma Nissan estaría interesada en iniciar un proceso como el de Toyota en Argentina con Brembo (uno de los mecanizadores más grandes de campanas y frenos a nivel mundial). Incluso, desde el sindicato aseguran que había varios acuerdos que se podrían haber concretado si no se hubiera producido esta situación de despidos en Paraná Metal.

Antecedentes. Los conflictos en Paraná Metal (ex MetCon) se intensificaron a partir de diciembre del 2008 cuando los directivos paralizaron la planta a mediados de diciembre y suspendieron a casi 1.200 empleados propios y de empresas contratistas. La empresa había pedido su propio concurso de acreedores y se lo comunicó a la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) villense. Los numerosos cambios en la conducción no lograron evitar la profunda crisis que culminó con la amenaza de cierre de la fábrica en 2008.

Para evitar aquel cese, en febrero de 2009, tras la firma de un acuerdo con el Ministerio de Trabajo de la Nación, el grupo Indalo, del empresario Cristóbal López, hizo aportes económicos hasta que en diciembre de ese año hizo uso de la opción de compra de todas las acciones. Pero el conflicto continuó y tuvo su punto culminante con los cortes de ruta durante más de un mes, en septiembre del 2010. El acuerdo alcanzado entonces fue celebrado por los trabajadores y la sociedad villense. Pero la situación se fue haciendo cada vez más complicada y el posible cierre de la firma ya era un secreto a voces.

Fuente: La Capital

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