Es hermana de otra joven que había perdido la vida en el choque. Zavalla, una localidad conmocionada por la desaparición de seis de sus habitantes.
El siniestro de la ruta 33 se cobró ayer por la tarde la víctima fatal número 13, una adolescente de 15 años que desde el viernes pasado estaba internada en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) con asistencia mecánica respiratoria y lesiones gravísimas. "Los politraumatismos y lesiones graves fueron los que provocaron el deceso", confirmó en la tarde de ayer el director del hospital, Néstor Marchetti.
La noticia caló tan hondo en Zavalla, donde vivía la víctima, que la movilización prevista para anoche con la intención de pedir justicia y para exigir mayores controles y mejoras en el servicio de transporte se suspendió. En vez de movilización, la pequeña localidad del departamento Rosario se vio envuelta en un profundo dolor por la que se convirtió en la sexta víctima fatal oriunda del pueblo.
Gianella Fernández no sólo abulta el número de muertos en el choque de los colectivos de Monticas, sino que es la segunda víctima fatal dentro de su propia familia, ya que su hermana Joana, de 20 años, estaba entre la lista de fallecidos la misma noche del hecho.
Gianella y Joana viajaban juntas desde Rosario a Zavalla, y regresaban a su localidad tras haber estado en la ciudad varios días junto a la hija de Joana, una beba de un año y medio que se encontraba internada en el Hospital Centenario con problemas pulmonares.
Las jóvenes regresaban en el colectivo que había salido de Rosario. En el accidente, Joana fue la que falleció en el acto, y su familia la reconoció esa misma noche en el Instituto Médico Legal. La muerte la joven y el hecho de que dejaba a su beba "huérfana" —como decía la familia—, ya era toda una tragedia, pero mientras tanto Gianella daba pelea en el Heca y a través de las redes sociales familiares y amigos intentaban "darle fuerza".
La menor de las hermanas, de 15 años, había ingresado al efector de Crespo y Pellegrini, fue internada directamente en la Unidad de Terapia Intensiva con asistencia mecánica respiratoria y pasó las primeras horas sin ser identificada.
Desde el principio, las autoridades del hospital explicaron que su estado era crítico y el pronóstico reservado, ya que las lesiones eran "gravísimas", había detallado el director.
Los politraumatismos en la base del cráneo, en el tórax y en el abdomen, incluso las fracturas faciales, y en el resto del cuerpo fueron lo que pasadas las 16 de ayer le provocaron la muerte.
Desconsuelo
El sentimiento de angustia y de impotencia por la tragedia del viernes se potenció en Zavalla al conocerse ayer el fallecimiento de la chiquita. Algo que se notaba en el rostro y en las voces de la gente, compungida a tal punto que la movilización convocada por el centro del Estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrarias se suspendió. La habían convocado en la plaza central para pedir justicia por las víctimas y exigir mejoras en el transporte público de pasajeros. Pero los ánimos ayer no estaban ni para eso.
"Este es un pueblo donde nos conocemos todos y el dolor ajeno duele como propio", dijo Marianella Hernández, quien trabaja en el resto bar de la estación de servicio de bulevar Sastre y ruta 33. La misma sensación manifestó Jonatan Fernández, mientras despachaba nafta el móvil del cronista de LaCapital. Y sostuvo: "Aquí, del único tema que se habla es de la tragedia", que convirtió a Gianella en la sexta víctima fatal que vivía en el pueblo.
"Todos estamos mal", fue lo que pudo decir Teresa Zenani, quien tiene un comercio en 25 de Mayo y Sarmiento y se enteró de la muerte de la chica cuando una clienta ingresó llorando al local y se lo contó.
Ese sentimiento de vacío, de impotencia tristeza de angustia fue el denominador común de cada habitante de Zavalla, que desde el viernes está arrasada por la tragedia.
En el barrio
El barrio donde vivía Gianella no tiene nombre. Es un complejo de casas tipo Fonavi que linda con la zona rural de la localidad. Caía la tarde de ayer en Mitre 2925, domicilio de la víctima, cuando familiares, amigos y vecinos comenzaron a congregarse.
La chica había cumplido 15 años hacía un mes, pasaba a segundo año en el anexo de la escuela 224 y jugaba al fútbol en Las Aguilas, equipo fundado en Zavalla por un grupo de chicas.
Incluso, en vísperas de la tragedia, se le escuchó decir a las compañeras de equipo: “Vamos locas, este año tenemos que ser campeonas, y yo voy a ser la goleadora”. Así lo contó Sabrina Barrios, prima de Giane (como le decían) y compañera de equipo. Es que la chica se destacaba por ser buena delantera.
Alrededor de ella había otras jóvenes, que hablaban de la adolescente como una persona “muy buena y muy pegada a su hermana y a su mamá, que ahora está criando a los hijos de Joana”, fallecida también en el accidente.
El campeonato de fútbol femenino, que debía comenzar el domingo pasado, no comenzó justamente a raíz del accidente, como también se suspendió una jornada deportiva prevista para este domingo con el objetivo de juntar fondos para la familia de Gianella y Joana.
La Capital se acercó a la mamá de Giane, Mabel Silva, una mujer tan compungida y vencida por la tragedia y la situación que no pudo hablar del tema. Simplemente agachó la cabeza con resignación. Su esposo, Gabriel Fernández, empleado de la comuna que maneja el camión recolector de los residuos, aún estaba en Rosario.
Una persona que permanecía afuera de la vivienda dijo: “Esto lo solemos ver por televisión, y ahora los estamos viviendo en carne propia”. Todos estaban esperando para el velatorio, que se haría en la sala que la empresa Notuel tiene en Zavalla.
Zavalla no sale del estupor, perdió a seis de sus vecinas, y el dolor se potenció enormemente ayer, con la partida de una víctima más.