En un clima de dolor y recogimiento, familiares de víctimas y sobrevivientes pidieron celeridad en la investigación y condena.
Abrazo. La evocación a las vidas que se apagaron conjugaron lágrimas, aplausos y fuertes muestras de amor. Sebastián Suárez Meccia
La tragedia de Monticas dejó una herida profunda e irreparable en familiares de víctimas y sobrevivientes, quienes clamaron por Justicia. Así lo visibilizaron ayer en el acto por el tercer aniversario del fatal siniestro vial, uno de los mayores de la historia de la provincia, que dejó 13 muertos y más de una treintena de heridos. El pedido por el esclarecimiento del caso y una resolución condenatoria, se conjugó con el clima de dolor y recogimiento que signó el homenaje a las vidas que se apagaron el fatídico 24 de febrero de 2017, cuando dos colectivos de aquella empresa chocaron de frente, aproximadamente a las 10.45, en el kilómetro 779 de la ruta 33, entre Pérez y Zavalla.
En ese mismo lugar y horario sonó la sirena de los bomberos y, luego de un minuto de silencio en memoria de las víctimas, los abrazos se mezclaron entre lágrimas de angustia e impotencia, aunque sin opacar la convicción de no bajar los brazos hasta que "los culpables sean condenados", una demanda que se vio fortalecida con un cerrado aplauso al grito de "justicia, justicia...".
Allí, representantes de Prohibido Olvidar, agrupación casildense integrada por familiares que perdieron seres queridos en siniestros viales, pusieron en palabra la sensación de vacío y desazón ante la falta de respuestas. "¿Qué hace la política?, ¿qué hacen los fiscales?, ¿por qué no hay culpables?", preguntó con tono cuestionador una de las referentes de la organización, Adriana Liborio, para luego instar a las autoridades a que "se pongan los pantalones largos" y actúen en consecuencia. Asimismo, exclamó que "cada vez que suena la sirena a todos se nos estruja el corazón (porque) ya sabemos que no es un incendio sino un siniestro" y, tras renovar el acompañamiento de la institución por mayor celeridad en la investigación para que se llegue a una sentencia y los responsables de la tragedia "queden presos", hizo un llamamiento "al Colegio de Abogados para que sancionen a los caranchos que aparecen en estos siniestros".
No menos contundente fue su compañera de militancia, Marilín Rege, al sostener que "los familiares de las víctimas no quieren estar acá; esperan que los encargados de hacer justicia la hagan para poder cerrar el duelo".
La causa judicial, que está en manos del fiscal Walter Jurado, tiene como imputados por el delito de homicidio culposo, agravado por la multiplicidad de víctimas fatales, a cinco directivos de la ya extinta compañía de transporte y al por entonces jefe de gomería del taller de la empresa, pero la sensación que prima es que "no se avanzó lo suficiente" para ir mas allá, y apuntar contra los organismos vinculados al servicio de Transporte que "deberían haber controlado correctamente para evitar que esta catástrofe sucediera", coincidieron en señalar familiares de víctimas.
"Siento una gran impotencia y dolor porque veo que el tiempo pasa y no hay respuesta, por lo cual es necesario seguir insistiendo para que lo ocurrido no quede en el olvido y los responsables sean condenados", dijo a LaCapital Hugo Belén, primo de uno de los choferes fallecidos en el accidente. Y en esa dirección, además sostuvo que "debiera cambiarse la calificación legal de las imputaciones porque la figura de homicidio culposo es insuficientes ya que en este siniestro hubo dolo y negligencia".
Similar postura manifestó Alberto Tieppo, quien perdió en la tragedia a su esposa Cintia Albornoz, al sostener que "solo imputaron a perejiles, pero los responsables políticos de este tremendo siniestro gozan de total impunidad, a pesar de no haber cumplido con la función de velar por los controles de seguridad".
"Aunque me lleve la vida seguiré luchando hasta que haya culpables", dijo visiblemente emocionada hasta las lágrimas, Gabriela Dángelo, cuyo esposo, Jorge Ledesma, también falleció en el siniestro. No menos desgarrador fue el relato de Mabel Silva, quien convive con la angustia de haber sufrido en el accidente la pérdida de sus hijas Johana y Gianella Fernández, quienes tenían 15 y 20 años, respectivamente.
"Lo único que me da fuerzas para sobrellevar este tremendo dolor son mis dos nietas, de 3 y 4 años, que eran muy chiquitas cuando sucedió la tragedia", para luego manifestar que "sólo espero que se haga justicia, pero hasta ahora parece que se olvidaron que existió un accidente y hubo víctimas. Quiero que los responsables paguen por todo esto".
A su pedido se sumó el testimonio de Erica Berni, quien tiene 28 años y es una de las sobrevivientes de la tragedia. Aunque dijo no tener demasiado registro sobre día de la tragedia, contó que con el tiempo le afloraron imágenes que prefiere no recordar. "Sin palabras", indicó para resumir la sensación que le provocan y, en ese contexto, aseguró tener "sensaciones encontradas, porque por un lado se sufre por el dolor de los que ya no están y, por el otro, se siente cierta culpa porque nosotros nos salvamos y otros no".
Finalmente instó a "no olvidarse" de María Belén Genga, quien aún se encuentra en estado vegetativo por las lesiones que sufrió en el accidente y es la única víctima que se constituyó y fue aceptada como querellante en la causa, cuya elevación a juicio todavía no fue solicitada.
En igual sentido se manifestó otra sobreviviente domiciliada en Pujato, Andrea Giovanetona, quien además coincidió en que tras el fatídico hecho "no hubo cambios" sustanciales en la calidad del servicio de transporte.
Luego del acto en la zona del recordado suceso, se realizó una evocación religiosa en la plaza de Zavalla, además de depositar ofrendas florales al pie de un monolito que se levantó en memoria de los fallecidos. Algo similar ya habían realizado algunos familiares que dejaron ramos en las cruces que se encuentran ubicadas en la zona donde ocurrió el siniestro causado, aparentemente, por el reventón de un neumático.