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Atracones de calorías post baile, un hábito que crece

Después del alcohol, el “shock de grasas” para evitar la resaca.La llaman la “dieta del bajón”. Consiste en consumir comida chatarra para “absorber” el alcohol.

Foto: Imagen Ilustrativa

Foto: Imagen Ilustrativa

Es uno de los hábitos más extendidos del fin de la noche. Los jóvenes la llaman la “dieta para el bajón” y consiste en devorar todo tipo de comida chatarra al salir de bailar. Ya lo dijo el célebre cocinero Anthony Bourdain: antes que nada, “somos criaturas hambrientas”. Y el hambre siempre está al acecho después de una larga madrugada.

Durante dos semanas, junto a una nutricionista, Clarín recorrió la noche de Capital y Provincia y les preguntó a jóvenes de entre 21 y 35 qué comida eligirían después de una salida nocturna. La gran mayoría optó por diferentes versiones de comida chatarra. Unos pocos prefirieron un café u otra infusión. Muchos contaron la creencia popular que dice que el alimento grasoso “absorbe el alcohol”. Pero la ciencia no piensa lo mismo: “Si se va a tomar alcohol es conveniente que antes, no después, se ingieran alimentos elevados en grasas porque la grasa retarda el vaciamiento gástrico. Esto, sin embargo, no previene los efectos de la resaca”, explica Mariana Bellone, especialista en obesidad y trastornos metabólicos.

Quienes prefieren comida chatarra luego de salir reconocen que lo hacen por “el bajón” de la trasnoche. Hay un explicación científica para esa sensación: “El alcohol, como depresor del sistema nervioso central inhibe las funciones cerebrales y sensoriales. Provoca euforia al comienzo y luego depresión de estos centros nerviosos generando la famosa sensación bajón. A su vez, el alcohol estimula la liberación de una hormona, el cortisol, que aumenta el apetito”, detalla Bellone y se entiende por qué Sinior Shawarma, un local ubicado en el epicentro juvenil y nocturno de Palermo (Honduras 5328), frente a los boliches Rosebar, Belushi y Kika, trabaja a capacidad completa toda la madrugada.

“Un shawarma de pan árabe, carne y verduras tiene aproximadamente 600 calorías –explica la nutricionista– y a eso hay que sumar las 252 calorías que tiene una Coca de 600 ml”. El combo cuesta $55 o $65 con papas fritas.

“De esa forma estamos aportando una cantidad energética excesiva que hará que aumentemos de peso, aumentarán los triglicéridos en sangre y tejido adiposo y la glucemia con el riesgo de padecer con los años Diabetes Tipo II”, explica Bellone sobre los peligros de “bajonear” varias veces por semana. En ese mismo polo nocturno de Palermo, sobre Juan B. Justo, el local Subway cierra a las 6 AM para no perderse a los seres voraces. Un sandwich de carne, pan blanco, lechuga, tomate, cebolla, morrón y pepinos tiene 380 calorías y vale $35 en promoción. Otro lugar del circuito dieta-bajón: la pizzería Kentucky, famosa por estar abierta de noche y vender porciones sin demora a menos de $30. “Dos porciones de pizza de muzzarella son 700 calorías”, concluye Bellone.

Pero además a cada menú hipercalórico hay que agregarle el alcohol bebido durante la salida nocturna. “El alcohol aporta calorías vacías, sin ningún tipo de nutriente”, dice la nutricionista a Clarín y los números ya engordan: una lata de cerveza aporta 330 calorías, un trago preparado con vodka y una lata de Speed, 230 calorías; un Fernet con cola no baja de 280 calorías. “Las calorías del alcohol que no se eliminan pueden depositarse en el tejido adiposo como nuevos triglicéridos”, explica Bellone.

En Ramos Mejía, cuna de la movida nocturna del conurbano, abundan las pancherías (sobre Gaona) y reinan el McDonalds y el Burger King sobre Rivadavia, cerca de los boliches. “Un superpancho con salsa y lluvia de papas fritas tiene no menos de 500 calorías (desde $20), un Big Mac ($30) tiene como mínimo 500 y otras hamburguesas hasta 700 calorías”, detalla Bellone. Para ellos, la salida nocturna no termina si no se “bajonea” con un buen combo antes de dormir. Y todos estos menúes formarían parte de la Biblia del salidor, que aún nadie escribió. “Por qué crees que las cocinas de los bares cierran tardísimo -dispara Mariana, diseñadora Web, de 28 años- Vos estás tomando y, aunque hayas cenado bien, a las horas ya tenés ganas de comer de nuevo. ¿No vas a picar nada?”.

Fuente: Clarín / SM

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