La semana pasada, la secretaria de gobierno, Celina Martini, declaró que “no hay traslado hasta que no se termine la cárcel de Piñero”. La funcionaria, quien ya manifestó que el tema es de charla permanente con las autoridades de la cartera de seguridad provincial, afirmó que no existe una posible reubicación inminente de las presas alojadas en el módulo de detención transitoria de la comisaría 27ma. Explicó que hasta que no finalicen las obras en la penitenciaría citada, deberán seguir con el penal dentro de la seccional local.
Asimismo, recordó que la situación de Arroyo Seco es similar a la de otras dependencias policiales de la zona, donde también están al cuidado de personas privadas de su libertad debido a la sobrecarga que tienen en las Unidades que dependen del Servicio Penitenciario. Mencionó que el número de detenidos ha crecido en general en toda la provincia, a raíz de investigaciones ligadas al narcomenudeo y al narcotráfico.
Por otro lado, la realidad de la sede preventiva local es preocupante. Antes del cierre de esta edición, el semanario La Posta Hoy confirmó que hay un total de 33 mujeres conviviendo en el módulo, que en realidad tiene capacidad para 12 personas. Además, hay otra detenida que está aislada por sospecha de tuberculosis, y en las últimas horas se esperaba el arribo de otras dos mujeres, lo que llevaría la cifra total a 36 detenidas, convirtiendo a la policía local en guardiacárceles de facto.
También se confirmó que duermen de a dos y que, cuando hace mucho calor, como en esta semana, lo hacen en el patio del módulo. Todas las detenidas comparten el mismo baño y habían expresado su negativa a recibir a más internas. Sin embargo, aunque su reclamo es legítimo, no tienen otra opción que seguir haciendo espacio para más personas, ya que, si se produce algún incidente o revuelta, la justicia podría agregar más causas a las que ya enfrentan.
En cuanto a la mujer aislada y que también está bajo la tutela del personal de la comisaría, se le ordenó un seguimiento médico y consultas para evaluar su salud, aunque todavía no tiene turno, por lo que se desconoce cuánto tiempo pasará hasta que reciba atención y tratamiento.
Sumado a esto, debido a la falta de otro baño y al riesgo de que padezca tuberculosis, cada vez que usa el baño, deben realizar una limpieza exhaustiva del lugar, como medida preventiva para evitar un posible brote que podría exponer tanto a las internas como al propio personal de la comisaría.
La situación es alarmante. Desde hace tiempo, el tema es abordado con preocupación: la capacidad para una estadía digna no existe, los recursos son insuficientes para atender a esta población penitenciaria, y no hay disponibilidad para mantener en aislamiento y con asistencia permanente a una persona enferma, mientras el riesgo de un brote de tuberculosis inquieta tanto a las detenidas como a la custodia policial y al mismo personal de servicio en la 27.