La actual remodelación de la Ruta 21 —que atraviesa Arroyo Seco y que en sus orígenes era conocida como calle Solís— trae aparejada una serie de complicaciones que los vecinos ya empezaron a señalar. Sin embargo, las advertencias sobre los problemas que podría generar esta obra en su paso por la zona urbana no son nuevas: tienen casi un siglo de historia.
Un documento fechado el 6 de julio de 1934, firmado por la Comisión de Fomento de entonces Pueblo Aguirre (hoy Arroyo Seco) y rubricado por su presidente comunal Clementino Menicocci, muestra que los reclamos por el trazado del camino pavimentado Rosario–Arroyo Seco ya eran tema de debate.
En aquella carta dirigida al Director Nacional de Vialidad, la Comisión de Fomento solicitaba que el trazado del camino no pasara por calle Solís, como estaba previsto, sino por calle Independencia. Entre los argumentos, se destacaban la mayor amplitud de esa arteria, la presencia de un boulevard arbolado que favorecía el tránsito y la conveniencia para el desarrollo comercial del sector.
“El camino por calle Solís converge con once calles, lo que lo hace más peligroso para el tránsito numeroso y ligero”, advertía el escrito. Al mismo tiempo, señalaba que optar por Independencia ahorraría cerca de 500 metros de pavimento y evitaría curvas peligrosas.
El planteo, firmado por Menicocci, resaltaba que la modificación beneficiaría a todo el vecindario y defendía los “bien entendidos intereses locales”, además de contribuir al interés general.
91 años después, los cuestionamientos vuelven a escena. La remodelación de la Ruta 21 y la ampliación de la calzada en su paso por Arroyo Seco generan inquietud entre los vecinos, quienes advierten complicaciones en la circulación, en la seguridad y en la fisonomía de la ciudad.
Al igual que en 1934, cuando la Comisión de Fomento pidió modificar el trazado original para evitar inconvenientes, hoy las observaciones giran en torno a cómo impactará la obra en la vida cotidiana y qué consecuencias traerá en el futuro cercano.
La carta de 1934 y los debates actuales muestran que la relación entre obras viales y vida urbana siempre fue un tema sensible en Arroyo Seco. Lo que ayer se discutía en Pueblo Aguirre bajo la firma de Clementino Menicocci, hoy se replica en las voces de los vecinos que piden ser escuchados frente a una transformación que marcará el presente y el futuro de la ciudad.
Las gestiones iniciaron el año pasado ante la Dirección de Transporte Provincial, con presentaciones sobre la situación crítica del transporte público y la demanda incumplida en el servicio que brinda Rosario Bus. Más allá de algún refuerzo posible en cuanto a horarios, la empresa y la provincia habrían logrado que la ciudad pueda tener un transporte propio de carácter interno, similar con el que cuenta la comuna de General Lagos con "El Laguense". A diferencia de la localidad vecina, Arroyo Seco se demoró: Los organismos principales esperaban la presentación de papeles y transferencias de capital pero la gestión de Daniel Tonelli, al parecer, por ahora, lo desestimó.
El gobierno municipal inauguró el "Paseo Sanmartiniano", que por más que se haya vendido con bombos y platillos, no es más que una esquina de adoquines, con dos figuras y algunos bancos y canteros. Además, el lugar, pertenece a un espacio público que está explotado por una obra eterna e interminable que desde hace varios meses entorpece la circulación de vehículos y peatones, como lo es la "Puesta en Valor del Boulevard Mansueto Maiorano". Emoción más que desmedida...
El director de Hábitat no asumió oficialmente en Obras Públicas pero ya estaría a cargo del área. Mientras, Gustavo De Lorenzi se encuentra en un período de transición y está prácticamente todo el tiempo en el Concejo adentrándose en el funcionamiento del poder Legislativo, aunque sigue cobrando como mandatario del sector.