Así lo informaron fuentes judiciales de la causa. Según los peritos oficiales, ninguno de los pelos recogidos en esas escenas pudo ser identificado con el perfil genético de la joven asesinada.
Buenos Aires.- A partir de los peritajes oficiales, en las últimas horas se conoció la información de que no se hallaron rastros de evidencia genética de Ángeles Rawson ni en el sótano del edificio donde vivía -y donde se presume que fue atacada- ni en el auto del único detenido hasta el momento, el porteo Jorge Mangeri.
Los peritos oficiales confirmaron que en sus análisis no encontraron ningún material genético de la joven asesinada. El Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica
de la Universidad de Buenos Aires presentó sus conclusiones respecto a las muestras recolectadas por los investigadores del crimen en el sótano de Ravignani 2360 y en el Renault Megane del portero.
De ambos lugares los peritos tomaron muestras de pelos para verificar su procedencia y comprobaron que no pertenecían a Ángeles. Así se lo hicieron saber al juez de la causa, Javier Ríos.
Estos resultados son parte de los estudios que se realizaron para tratar de evaluar la hipótesis de que la chica hubiera sido asesinada en el sótano y luego trasladado en dicho vehículo. De esta forma, sigue siendo una incógnita el traslado del cuerpo y complica las teorías que tenía la causa.
Una adolescente recibió un disparo el cuello, en la zona oeste. Un hombre resultó baleado en el rostro y las piernas, en zona sur. Y un joven fue atacado con un arma blanca tras una presunta discusión de pareja.
Se registró este martes a media tarde en una zona cercana al puente de la ruta 34 que pasa por el curso de agua, a muy pocos kilómetros del acceso a Rosario por el noroeste. Se aguardan las pericias correspondientes para determinar la identidad y las circunstancias del hecho
Estrella Laurta Varela relató que su hijo estuvo preso durante un mes en febrero de 2024 por “desacato a la autoridad”, luego de violar la restricción perimetral que le había impuesto su expareja, y que en ese momento le solicitó a las autoridades “que no lo soltaran”
Fue en la zona de Yerua, a unos 35 kilómetros de Concordia, en el marco de la búsqueda de Martín Sebastián Palacio