La situación generó gran preocupación entre miembros de club y padres de niños que diariamente asisten a Defensores de América, ubicado en Unión al 1300. Los menores, ambos de 7 años, están fuera de peligro.
Un gran grupo de chicos de entre 5 y 8 años jugaba al fútbol en un club de barrio de la zona norte de la ciudad, cuando los sorprendió una lluvia de balas a tan sólo media cuadra de la institución. Dos nenes de 7 años resultaron heridos y se encuentran fuera de peligro.
La presidenta del club Defensores de América, ubicado en Unión al 1300, a metros de la intersección de Casiano Casas y Washington, habló con los medios y expresó su inmensa preocupación por los hechos. “Podría haber sido una masacre”, afirmó Miriam Monje.
“Escuchamos 40 ó 50 tiros”, indicó la titular de la institución deportiva de la zona norte, al tiempo que agregó que suelen existir situaciones de este tipo en el barrio, pero nunca de esta gravedad, ni tan cerca del club.
Según las primeras informaciones, los disparos se habrían producido desde un automóvil. Los menores lesionados son dos nenes de 7 años, Gino y Benjamín, quienes se encuentran internados y fuera de peligro. Desde el club aún esperaban el parte matutino de uno de ellos, cuya pierna fue atravesada por una bala y tendría una fractura.
Una adolescente recibió un disparo el cuello, en la zona oeste. Un hombre resultó baleado en el rostro y las piernas, en zona sur. Y un joven fue atacado con un arma blanca tras una presunta discusión de pareja.
Se registró este martes a media tarde en una zona cercana al puente de la ruta 34 que pasa por el curso de agua, a muy pocos kilómetros del acceso a Rosario por el noroeste. Se aguardan las pericias correspondientes para determinar la identidad y las circunstancias del hecho
Estrella Laurta Varela relató que su hijo estuvo preso durante un mes en febrero de 2024 por “desacato a la autoridad”, luego de violar la restricción perimetral que le había impuesto su expareja, y que en ese momento le solicitó a las autoridades “que no lo soltaran”
Fue en la zona de Yerua, a unos 35 kilómetros de Concordia, en el marco de la búsqueda de Martín Sebastián Palacio