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La merma del ingreso de drogas a las cárceles alimenta la violencia interna

Es porque los presos no reciben visitas.

Es porque los presos no reciben visitas.

Un fuerte factor de conflictividad en las prisiones santafesinas son las situaciones de abstinencia en la población carcelaria debido a la merma en el ingreso de estupefacientes y psicotrópicos. La decisión de cortar las visitas para evitar la circulación del coronavirus tuvo como delicado coletazo el descenso de la circulación clandestina de drogas. Algo que alienta la violencia interna en una semana en la que hubo incidentes con cinco muertos y alzamientos reiterados.

Las revueltas sangrientas del lunes dejaron un muerto en el penal de Coronda y cuatro en el de Las Flores. Los incidentes se reanudaron en la primera de esas prisiones la noche del miércoles con importantes tumultos en varios pabellones, lo que dejó varios heridos. Las protestas se habían originado en reclamos sanitarios basados en la intranquilidad de los presos por estar en lugares muy propicios al contagio del Covid-19 y el corte de las salidas transitorias. Pero las tensiones se disparan hacia distintos objetivos, algunos propios de rivalidades internas, que voceros del gobierno provincial califican como de muy difícil control.

Fuentes de la Dirección de Sanidad del Servicio Penitenciario (SP) indicaron que este marcado clima de inquietud tiene un fuerte incentivo en la brusca disminución del ingreso a las cárceles de sustancias prohibidas. "Normalmente tenemos situaciones de abstinencia producto de la falta de ingesta en quienes tienen consumos problemáticos. Esto ahora también está pasando y en esta coyuntura especial nos preocupa especialmente", sostuvo un profesional consultado.

Dada la naturaleza clandestina de la circulación de drogas, una de las tantas dificultades del problema es nombrarlo. Pero la complejidad del momento ha exigido a los funcionarios del Estado sacarlo del silencio. El tránsito de sustancias prohibidas hacia la cárcel se genera fundamentalmente en el acceso de visitas, en el retorno de los internos que tienen beneficios de salidas y en la introducción que hacen empleados penitenciarios infieles. Hoy las dos primeras vías están interrumpidas.

"Sabemos que la cantidad de pastillas o sustancia es mucho menor y eso es motivo de consulta con el área de Salud Mental de la Dirección que tiene que ocuparse de una demanda de contención que en este momento es muy fuerte" dijo la fuente consultada.

El asunto inquieta también a los defensores públicos, que sin embargo no lo mencionarán porque hacerlo supone delatar a sus asistidos. "La abstinencia por la falta de sustancias nos preocupa tanto como el tema de los muy reducidos recursos que tiene el SP para afrontar esta situación, en la que también hay hacinamiento, falta de agua, comida escasa y presos enfermos que reciben su medicación por parte de sus familias en las visitas", dijo uno de los defensores públicos de Rosario.

Se ve en estos días cómo el problema de la presencia de drogas en las cárceles tiene como contracara un problema mayor: la falta de ella. "Al margen de la discusión legal hay que saber que en la cárcel cualquier cosa que se haga de golpe y rompa con todo trae como rebote un conflicto enorme. Ésto es lo que pasa ahora. Se trata de evitar el ingreso masivo de gente, lo que tiene lógica en el marco de un decreto presidencial. Pero si se corta el consumo en los pabellones habrá violencia", dijo un ex funcionario del SP.

En las cárceles provinciales, lo que más se secuestra proviene de la requisa a las visitas o en los pabellones, pero es a nivel de menudeo. Se encuentra allí cocaína de mala calidad y muy rebajada, pastillas tranquilizantes o trozos de marihuana prensada. La experiencia de funcionarios de prisiones indica que la afluencia de personas desde el exterior es lo que provee para ese consumo. Precisamente eso se interrumpió el fin de semana pasado, seguirá el que viene y nadie sabe cuándo se reanudará.

Esto ocurre en días en que el panorama en las prisiones es extremadamente frágil y que para las autoridades está lejos de resolverse. Los alzamientos de anteanoche, que en Coronda terminaron a la madrugada, tienen como base lo mismo que detonó los levantamientos trágicos del lunes. Lo que se busca en estos días en todas las cárceles nacionales son estrategias para descomprimir a la población interna con planteos que no alcanzan consenso. Se acepta que las prisiones son lugares muy propicios para el contagio. Pero hay diferencias sobre los modos de actuar ante la emergencia.

Fuente: Uno Santa Fe

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