La fiscal de la Unidad de Delitos Sexuales de Rosario, Carla Cerliani, aseguró que en el último año se incrementaron los casos. Recomendaciones para padres
Desde la Unidad Especial de Delitos Sexuales del Ministerio Público de la Acusación brindaron una serie de recomendaciones para neutralizar o perseguir judicialmente a quienes acosan a niños y niñas a través de dispositivos electrónicos, un delito que también recibe la denominación de grooming.
La fiscal Carla Cerliani, integrante del equipo judicial que interviene en casos de agresión sexual, reveló que en el último año hubo un incremento en el número de denuncias por ese tipo de delito que tiene como víctimas principales a menores de edad. “Entiendo que tiene que ver con el acceso casi obligatorio de los niños y niñas a las tecnologías por la escolarización a distancia”, dijo.
En declaraciones al programa “El primero de la mañana” de LT8, la funcionaria judicial dijo que las denuncias se reciben en el MPA llegan de parte de los padres o adultos responsables de las víctimas y también a través de una red nacional donde se pueden advertir estas maniobras. Y la manera de trabajar es a través de pericias informáticas y también del contacto con la víctima”.
En ese sentido, Cerliani recomendó a los padres “hacer de inmediato las denuncias” ante Fiscalía, pero pidió “no alertar al acosador” y tratar de guardar o retener todo tipo de información que sea útil para una investigación. ”No hay que borrar ningún dato que quede registrado en teléfonos, computadoras o tablet, ya que la pérdida de esa información implica la posibilidad de no poder avanzar” en la pesquisa.
Cerliani precisó que “hay distintas maneras” de llegar a un adolescentes o niño y acosarlo. “La más común es que los agresores obtengan números de teléfonos celulares de los menores, a los que contactan a través de redes sociales como Facebook e Instagram. La otra manera es a través de los videojuegos en línea. Allí suelen participar muchísimas personas desconocidas”, agregó.
La fiscal dijo que en esas sesiones “se filtran adultos que se hacen pasar por menores de edad y empiezan a tener contactos con otros niños y niñas. Después le piden información personal, teléfonos o datos de redes sociales y así el contacto sigue por otros medios. De esa manera comienza el proceso que deriva en estos casos de grooming”.
Al ser consultada sobre si podía mensurar en número el incremento de denuncias, Cerliani remarcó, sin mencionar cifras exactas, que “aumentaron considerablemente durante este año. Entiendo que tiene que ver con este acceso a las tecnologías de los niños y niñas que es casi obligatorio por la escolarización a distancia”.