El rol de la publicidad, las denuncias por mensajes engañosos y los números en Argentina.
En todos los países, salvo en Estados Unidos y Nueva Zelanda, la publicidad de medicamentos que se venden bajo receta están prohibidos. Sin embargo, el resultado sigue siendo una alta tasa de automedicación que en muchas situaciones lleva a la muerte. El fenómeno crece y preocupa.
En Argentina sólo está permitida la publicidad de medicamentos de venta libre. En el último año, la industria farmacéutica incrementó sus gastos publicitarios en un 46,7 por ciento, según un informe de la Cámara Argentina de Agencias de Medios sobre la evolución de la actividad publicitaria en nuestro país.
Una investigación realizada por el Instituto de Estudios sobre Políticas de Salud (IEPS) afirma que durante 2013 se consumieron en muestro país alrededor de 200 millones de unidades de venta libre. El tema es cada vez más preocupante: según organismos sanitarios y profesionales en Estados Unidos, las muertes por consumo abusivo de medicamentos supera los decesos causados por la cocaína, la heroína e incluso por accidentes de tránsito.
José Charreau, secretario general de la Asociación Agentes de Propaganda Médica de la República Argentina (AAPM), contó que desde este organismo junto al IEPS se presentaron ocho denuncias sobre publicidad engañosa. Entre ellas está la de la Aspirineta de Bayer, por afirmar que una de esas pastillas por día previene el infarto. Autoridades sanitarias de Estados Unidos, como la Food and Drug Administration (FDA), afirmaron lo contrario. También se denunció la promoción de la bebida Pepsi Kick, que contenía cafeína y gingseng. “En esa publicidad mostraban más o menos que tomándola eras Superman”, enfatiza Charreau.
Un relevamiento realizado en 2011 en la guardia de la División Toxicología del Hospital Fernández de Buenos Aires, reveló que en ese año se asistieron 3741 pacientes, de los cuales 430 correspondieron a intoxicaciones medicamentosas. Unos 125 casos fueron originados por productos bajo receta, y los 305 restantes por venta libre.
Mónica Müller, médica homeópata y expublicista, en su libro Sana, sana. La industria de la enfermedad, se ocupa de la automedicación y de sus riesgos. En 2009 se sancionó la Ley 26.567, que prohibe la venta de remedios en kioscos y supermercados. Se creía que esta medida iba a tener un gran impacto en la sociedad, pero los números de venta de medicamentos sin receta no disminuyó. Müller sostiene que no se obtuvo el resultado deseado porque es lo mismo ir a una farmacia que a un kiosco. En 2011, el PRO vetó esta Ley y exceptuó a la Ciudad de Buenos Aires de cumplir con lo sancionado.
En su libro, Müller considera que se debe conocer el negocio farmacéutico para reconocer sus tácticas. Allí explica que cuando aparece un nuevo medicamento el laboratorio es dueño de su patente durante determinado tiempo. “En ese lapso tiene derecho a monopolizar su comercialización y a ponerle el precio que le parezca más conveniente. Una vez vencida la patente, la droga puede ser fabricada y vendida por otras empresas. Mediante alguna artimaña, el laboratorio puede conservar el derecho a la patente por varios años más, prologando la dulce rentabilidad del monopolio”. Müller señala por ejemplo que “basta con declarar que el medicamento es activo para una enfermedad diferente a la que fuera su aplicación original para que se renueve su licencia”.
La automedicación también afecta a la eficacia del medicamento. La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un comunicado en el que expresó su preocupación por la resistencia de ciertos antibióticos, no sólo porque evoluciona la bacteria sino también por la automedicación y por el consumo incorrecto.
Los especialistas concuerdan en que es necesario que la sociedad comprenda que muchas veces sólo se necesita un buen descanso y no un medicamento. Y sostienen que es fundamental generar conciencia acerca del riesgo de esta práctica, incluso con productos de venta libre.
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Como parte del festejo por la llegada de la primavera, un negocio de Palermo puso flores en la vidriera y una señora se las llevó.
El significado y la razón por la cual se celebra el día del niño es el mismo en todo el mundo, a pesar de que las fechas varían según los países.