Hablar de lo que fue el Karting Zapucay para Fighiera, a finales de los setenta y principios de los ochenta, es hablar de una historia grande con decenas de protagonistas. Claro, algunos de ellos ya no están entre nosotros. Pero muchos otros sí, y en su memoria aún persisten esas curvas y la vieja pista del predio del Club Central Argentino. Y es por ello, que días atrás la Secretaría de Deportes de la Comuna decidió reconocer a dos referentes históricos de esa época gloriosa: Oscar Pallas y Héctor Capriotti.
Oscar, quien tranquilamente podría escribir un libro sobre la categoría, inició su relato contando cómo fueron los principios del Kart Zapucay; “fue una escuela para muchos. Fue el furor que se dio a partir de algo que fue para salvar al Club. Empezó cuando Italo Cilfone, de Cnel. Bogado, y Beto Romanini vinieron a mi taller para hacer un eje porque ya había una pista en esa localidad cerca del cementerio. Y de a poco, se comenzó con algo casero local.”
“Ahí Beto me insistió para que empezara a correr. Así que armé un karting todo a pulmón e incluso con unos caños que me dio Muniagurria y la primera carrera la hice en el viejo campo lleno de plantas de naranjas. Y por esos días, al Club lo estaban por rematar por las deudas y decidimos hacer una pista de carreras para juntar dinero y salvarlo” – mencionó haciendo referencia a una situación difícil económicamente que atravesaba la entidad del lobo.
“La pista fue en el predio donde hoy está la cancha mayor. Ahí había todo yuyales. Entonces fuimos con Angel Di Marco y marcamos un circuito. El me seguía con la camioneta. Carmelo Pípolo nos consiguió luego un camión y la Comuna nos prestó una pata de cabra y una niveladora. E hicimos la pista y comenzamos a correr con gente de Fighiera y de Cnel. Bogado donde nos fue re bien” – destacó mencionando que junto a la venta de los terrenos de la institución, pudieron así salvar al Club del inminente remate.
“De a poco, acá todos se empezaron a entusiasmar, algunos comenzaron a armar su karting o comprarlo y se armó una categoría de unos veinte corredores de ambas localidades, entre las que había una gran rivalidad. Llegamos a tener cincuenta corredores y corríamos todos los domingos. Y cuando había carrera, acá todo el pueblo iba a vernos” – recordó.
Fue tanto el éxito que tenía por entonces el Karting en la vecina localidad, que en el 79’ la Regional 4 del Automovilismo Deportivo de la Provincia de Santa Fe se enteró de lo que estaba pasado y decide sumarlo a su institución. “Américo Savio vino y no dio una mano para armar una personería jurídica junto al club con fiscalizadora, banderilleros y cronometreros. Entonces desde allí, se tuvo que empezar a aceptar gente de otros lados y llegamos a tener ciento cincuenta y seis pilotos inscriptos no solo de esta provincia sino también de Buenos Aires y Córdoba” – mencionó.
“Se volvió todo muy profesional y muy competitivo. Corríamos tres series a 15 vueltas, dos semifinales a 25, dos repechajes a 10 y una final a 45 vueltas. Era increíble lo que le hacíamos hacer a esos motores. Y un día vino un piloto, Campanucci, a quien le surgió la idea de montar un motor 125 de Zanella, y así surge el Kart Zapucay. Él nos pasaba y nos pasaba porque todos teníamos motores viejos. Entonces Italo Cilfone se fue a Zanella y se trajo diez motores, pasó por mi taller, armamos uno y salimos a probarlo a la avenida. Y luego cada uno que venía se compraba un motor.”
En todo ese furor, aparece en escena Héctor Capriotti, “yo era cero de automovilismo, pero junto a un karting un tío me dijo si me animaba a subirme a uno de estos y a los cinco días me dijeron que comenzaba a correr. Le compraron el karting a Osvaldo Colucci. Me sentaron ahí y me fue bien, porque ese mismo año terminé segundo en la coronación.”
“Cada vez la categoría se hacía más poderosa, y aparecían corredores ya con repuestos de fábrica y nada casero, entonces nos teníamos que ir modernizando. Y a fin del año 80, terminé campeón en Villa Constitución luego de correr varias pistas en Fighiera, Bogado, Pavón, San Nicolas y Arroyo Seco, entre otras” – indicó recordando que cada carrera convocaba miles de personas en la vecina localidad, “eran excelentes kartings y excelentes pilotos. Hasta que no bajaba la bandera a cuadro no sabíamos quién ganaba. Recuerdo que había un programa Carburando de Radio Rivadavia, que empezaba los domingos temprano dedicado al Karting Zapucay dando los resultados, pues se había hecho un turismo carretera zonal.”
Capriotti recordó quienes fueron integrantes vitales de su equipo, “Leonel Girotti, quien falleció, y luego Juan Carlos Belandi. Mi rival era justamente Oscar Palla, pero solo en competencia para disputar el puesto. Teníamos hinchada con gorros y banderas enfrentadas. Aunque con él estábamos juntos en los boxes, afuera nuestros hinchas del mismo pueblo se peleaban sanamente. De 23 o 25 careras, gane 7.”
Oscar también recordó esa rivalidad, “era una pasión fuerte entre las hinchadas. Incluso recuerdo que había dos hermanas acá en el pueblo, una hinchaba para mí y la otra para él, y discutían a muerte en la calle. Pero la pasión del público más brava era entre Fighiera y Bogado, porque ahí sí hubo carreras donde hubo piñas y tuvimos que poner policía. Era la competencia entre los dos pueblos.”
Ambos coinciden que cuando se perdió la esencia de hacerse todo a esfuerzo propio y sin ningún sponsor, por una instancia más competitiva y comercial, es ahí cuando todo comenzó a perderse en la localidad. “Hasta el 80 se hacía todo a pulmón con la ayuda de mecánicos de la zona, pidiendo repuestos a uno y a otro. Vos ibas de Ángel Di Marco, le pedías un torno y no había problemas. Por ahí te quedabas con la palanca de cambio en la mano o se te salía una rueda porque todo era hecho de manera casera. Pero de a poco se empezaron a hacer más caras las carreras y empezaron a aparecer los preparadores con repuestos de Italia, por ejemplo. No podíamos solventar esos gastos y de a poco, se fue perdiendo” – contó Héctor.
Oscar sumó; “entendíamos poco de motores y fuimos haciéndonos de la experiencia. Di Marco trabajaba a cualquier hora para los karting. Subí por primero vez uno y pelee la punta, salí campeón en el 79 y luego solo empecé a participar nada más” – y agregó que hace tres años pudo organizar un encuentro en el predio de Central Argentino que reunió a unos setenta ex protagonistas de esta categoría.
Sobre esa época donde el karting salvó la economía del lobo, cuestionó “muchos han perdido la memoria de lo que hicimos por Central Argentino. Nunca se acordaron de la Categoría Zapucay, porque todos se pagaba de plata de nuestros bolsillos y así se fue cubriendo toda la deuda hasta el último pesos que tenía la institución, y jamás se nos reconoció eso”. También aclaró que el nombre del certamen se escribe con “Z” porque viene de Zanella aunque hay artículos que lo escriben con “S”.
Por último, Héctor indicó; “El Kart Zapucay en mi vida es todo. Tengo sesenta y seis y no me olvido. Sigo corriendo en mi mente, porque recuerdo donde estaba cada curva de la pista de Fighiera. Soy camionero y tengo tiempo para recordar ese circuito. De esas cosas, no te olvidas nunca más. Hoy los vehículos tienen otra tecnología… pero de igual modo, si me dieran para subir otra vez a un karting, lo volvería a hacer.”
Finalmente, tanto Héctor como Oscar resaltaron la actitud de la Secretaría de Deportes y la Comuna de Fighiera, en entregarles un reconocimiento por su aporte histórico a lo que fue la disciplina por entonces no solo para el pueblo sino para la región; “nos hizo recordar aquella época donde te daban los trofeos” – coincidieron.