Bastó el comentario de una enfermera que le dijo que estaba “gorda” para que dejara de comer. A los 16, llegó a pesar 31 kilos (con 1.80 de altura) y su madre visitó funerarias porque le habían dado el peor pronóstico. Hoy, a los 26, concluyó la carrera de Química y apuesta a una nueva vida.
Rowena Buxton-Henderson estuvo a punto de morir: a los 16 años llegó a pesar sólo 31 kilos con 1.80 de altura, tuvo que ser reanimada por la debilidad de su organismo y su madre comenzó a visitar casas funerarias porque tenía el peor pronóstico: los médicos le advertían que su hija no pasaría la noche. Sin embargo, después de un largo tratamiento, la chica logró recuperarse y hoy, diez años después, terminó la universidad y apuesta por una nueva vida.
Todo comenzó a los 13 años, cuando una enfermera la pesó y le dijo que debía adelgazar porque era obesa. Eso bastó para que esta jovencita de Nottingham decidiera dejar de comer. Durante años se alimentó solo con una manzana y un té por día. Le tenía terror a la comida.
Así, pasó gran parte de su adolescencia en el hospital: siete meses fue alimentada por un tubo en la unidad de trastornos alimentarios, pero el tratamiento no hacía efecto porque ella devolvía la comida. Una vez, recuerda Rowena en una entrevista con Daily Mail, “una enfermera me dijo que tenía que suministrar un poco de azúcar. Mi primera respuesta fue ‘¿cuántas calorías tiene eso?’”
Estuvo a punto de morir. En una ocasión tuvo que ser reanimada por el débil estado de su cuerpo. A su madre le habían dado el peor pronóstico y hasta fue a visitar funerarias. “Pensé que se estaba muriendo y una noche me llamaron del hospital donde estaba Rowena para decirme que no pasaría de esa noche”, dice en la nota de dicho medio.
Después de tantos tratamientos médicos, lo que la salvó fue su esfuerzo y decisión: “Tenés que querer cambiar. Recibí ayuda varias veces, pero realmente mejoré cuando yo me decidí”, reflexiona Rowena hoy, a los 26 años. “Lamento el tiempo que perdí, pero no sería la persona que soy si no hubiera pasado por lo que pasé”.
Recibió tratamiento en la unidad de psiquiatría para niños y adolescentes del Centro de Salud Nottinghamshire antes de ser admitida en la unidad de trastornos alimenticios de Northampton. Cuando comenzó a mejorar su estado de salud, hace cinco años, comenzó a estudiar en la Universidad de Manchester. Hoy logró su tan ansiado título de Química. “Nunca pensé que iba a estar aquí con Rowena y su título de maestría”, dice su madre, ex oficial de policía. “Ella es muy inteligente, valiente y decidida. No podría estar más orgullosa”.
“Todo el mundo tiene sus altibajos”, dice la joven en la nota del Daily Mail. “Creo que esto nunca va a dejarme por completo, pero hay diferentes maneras de manejarlo, así que puedo tener una vida”, concluyó.
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