Tras la publicación que este semanario hiciera la semana pasada, dando cuenta de una gestora que estafó en dinero a un hombre de la localidad de General Lagos; en los siguientes días se conocieron más casos de otros vecinos víctimas de la misma. En todos los casos, se trata de dinero que le otorgaban a la mujer a cambio de trámites que nunca se concretaron.
Karina es otra de las mujeres estafadas. En este caso, le otorgó algo de 45 mil pesos para la transferencia de un vehículo. La cuestión es que, de un día para el otro, el local comercial que funcionaba en la galería Géminis cerró y la gestora nunca respondió. En ocasiones solo le mentía que tenía problemas de salud. No obstante, consiguió la dirección de la mujer en Rosario y allí se fue pudiendo recuperar la documentación, pero no el dinero.
Miriam es otro caso. Su esposo le dio a la mujer algo de 20 mil para la transferencia de un motovehículo. La cuestión es que la gestora desapareció en un momento y por un tiempo quedó su hija atendiendo en el local quien informaba a todos que su madre estaba enferma y que se incorporaría para continuar con los trámites demorados. “Solo nos daba unos recibitos con un sello de Mundo Gestiones hasta que cerró el negocio”, contó indicando que realizó la denuncia en la Subcomisaria 13° de esa localidad.
“Yo me pregunto quién habilitó ese negocio”, se plantea la damnificada; “porque ahora se sabe que era una mujer que hacía esto instalándose, de tiempo en tiempo, en pueblos con la misma modalidad. Ofrecía todo tipo de trámites como jubilaciones, prestamos de dinero, plan de compra de motos y tramitaba el IFE a los que lo requerían”, contó. Y explicó que cada día son más los que se van contactando para sumar sus tristes experiencias.
“Hay gente que le confió mucha plata. Incluso se de una señora que le confió un boleto de compra venta y la escritura de su casa para escriturar; y perdió todo. Se que la dueña del local no tiene nada que ver porque ella solo le alquiló en buena fe a esta gestora, pero todos van y se la agarran con ella”, relató Miriam.
Todos los testimonios y decenas de publicaciones en internet coindicen en que la modalidad de la mujer era tomar el dinero a cambio de comprobantes no fiscales y luego desaparecer. No tiene redes sociales ni atiente su teléfono. Y quienes han conseguido su domicilio en Rosario, se encuentran allí con un cartelito que les indica que no hay nadie por problemas de salud.