Pese al cimbronazo que recibió la familia hace solo cuatro meses, hoy tienen como objetivo concientizar sobre la importancia de la donación para salvar vidas.
Hace cuatro meses, la vida de una familia de Arroyo Seco cambió por completo. Diego Badino fue diagnosticado con leucemia mieloide aguda, debió someterse a un trasplante y su hija de diez años fue la donante.
Guillermina, la mamá de la heroína de esta historia contó que la enfermedad de su marido de 47 años se detectó por una lastimadura que no cicatrizaba: “Nuestra médica le hizo un estudio de sangre y salieron los glóbulos blancos disparados, al otro día los repitieron y salieron igual”, dijo sobre el momento que el hombre fue internado y aislado por setenta días en en el Hospital Privado de Rosario donde le realizaron dos quimioterapias.
Durante ese proceso, los profesionales les advirtieron sobre un futuro trasplante por lo que llevaron adelante un estudio genético con la hermana que dio un cuarenta por ciento de compatibilidad: “Me informé y pude saber que mis hijos también podían ser donantes, sacamos las muestras y el mayor tiene los mismos anticuerpos que las hermana de Diego, por lo que también quedó descartado”, indicó y afirmó que la única donante posible era la pequeña.
“La nena, al ser tan chica tuvo que ir a un quirófano donde le pusieron un catéter para poder hacer la recolección. En principio iban a ser dos días de siete horas para poder extraer los 350 mililitros debido a su peso pero afortunadamente solo fueron tres horas en un día, con esa cantidad ya estaban completas la totalidad de células madres que el papá necesitaba para el trasplante”, explicó Guillermina y, efectivamente, el martes por la mañana Diego fue trasplantado.
Hace un mes atrás, la familia llegó a una instancia para poder donar pero había un ocho por ciento de blastos en la médula lo que generó un retroceso y el cambio de medicación ayudó a llegar a una nueva oportunidad de intervención en el Hospital Austral de Buenos Aires: “Cuando Diego salga de la situación de trasplante dentro de un mes va a quedar en Pilar por una cuestión de distancia, tendrá dos meses más en control y después tiene que hacer un cuidado exhaustivo en casa”, agregó.
Por su parte, Guillermina es la persona que está al frente de “la lucha familiar” y aunque se define como una persona muy positiva y llena de energía no se puede dejar pasar la fortaleza de una mujer que hoy cumple un rol fundamental: acompañar y sostener.
“La gente me dice que estoy entera y la verdad es que no me permito llorar ni ponerme mal porque hoy es el momento de batallar como un montón de gente que lo hace con otras enfermedades. Lo importante es no caer, seguir, nosotros tenemos una familia preciosa que queremos seguir manteniendo”, comentó emocionada y agregó: “Mucha gente piensa que soy rara porque nunca pierdo el humor, porque nunca pierdo las ganas, porque nunca pierdo mi manera de ver la situación, a lo mejor es mi autodefensa lo de reirme un poco de todo pero la verdad es que lo único que necesito tener es tranquilidad para poder salvar esta situación que nos llegó hace cuatro meses y que nos cambió la vida por completo”.
Diego: “De esta salimos, hay que ponerle garra”
“Por suerte es un hombre que está centrado en su cura, es un hombre que se puso muy frío ante esta situación, estuvo setenta días sin ver a sus hijos y después estuvo veinte días en casa. Los chicos lo vieron en las vacaciones antes de la internación. Yo me voy el lunes y me quedo hasta que le den el alta. No puede ver a mucha gente, es una situación muy compleja, él es muy creyente, reza mucho y tiene un temple que es admirable”.
Francisco y Lola, los hijos
“Desde el minuto cero que se enteraron de la enfermedad del papá tienen apoyo psicológico, el más grande (15) no quiso pero la más chica sí y la profesional la acompañó más que nada en lo de la posibilidad de curar a su papá y que no sea una presión para ella. Ama con locura al papá, el tema de la distancia y no poder verlo es más lo que los tiene a ellos complicados pero cuando se puede los llevo a Buenos Aires o hacemos videollamadas”.
Donar salva vidas
Más allá de la compleja situación, la familia puso el foco en la concientización sobre la importancia de la donación:“Lo que quiero generar con esta historia es que la gente tome conciencia que con un poquito de sangre se pueden salvar vidas”, sostuvo la mujer que recordó el momento en el que necesitaron donantes: “En un momento la vimos complicada porque en la primera quimio necesitó transfusión y gracias a la comunidad que ayudó lo pudimos lograr”, expresó.
“Cualquier persona que tenga entre 18 y 50 años puede ser donante de médula, también puede donar sangre, cada mes y medio se puede donar sangre , plaquetas cada semana, podemos salvar un montón de vidas y esto no está mucho en la cabeza de la gente por eso es importante acercarse a los bancos, a las campañas, hay un montón de gente que no tiene la posibilidad de tener un donante”.
Para finalizar, Guillermina remarcó que es importante concientizar sobre la donación: “Por algo las cosas se presentan y ojalá pueda ayudar a alguien informando. Expongo la situación porque necesito de la energía de la gente, todas las oraciones de las diferentes religiones llegaron”.
“La buena energía, las muestras de sangre y la buena predisposición pueden hacer actos solidarios extraordinarios y les pido que lo sigan haciendo porque gracias a eso, además de la ciencia que avanzó muchísimo, se pueden salvar vidas”, cerró.
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