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Máxima hidratación

Con temperaturas por arriba de las nubes, la ingesta de agua y de alimentos que nos hidraten se hace conveniente para nuestro cuerpo.

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¿Cuánta cantidad necesitamos beber al día para que nuestro cuerpo pueda realizar todas sus funciones adecuadamente?

No hay una cifra exacta, ya que depende de varios factores, como el nivel de actividad de la persona, el clima en que vive o incluso, su estado de salud. Pero en términos generales, el Instituto de Medicina ha calculado que el consumo adecuado para los hombres es de unos 3 litros, mientras que para las mujeres es de 2.2 litros de líquido al día.

Si pensar en toda esa cantidad de líquido que tenés que tomar diariamente se te convierte en una obligación más – o no tienes idea de cómo hacer que la beban los chicos de la familia- te tenemos una buena noticia: podés comer parte de esa cantidad incorporando a tus menús más frutas y verduras de alto contenido de agua, ya sea en su forma natural, en licuados o batidos, o como ingrediente principal de platos deliciosos y nutritivos como sopas y cremas. Aquí ganan todos, ya que estarán recibiendo un enorme aporte de vitaminas, minerales, fibra, ingredientes esenciales de una dieta balanceada.

Los que contienen más H2O (agua):

Entre las frutas, podés escoger entre los melones en todas sus variedades: sandías, naranjas, pomelos, manzanas, peras, ananás, uvas, frutillas, que tienen un alto contenido de agua. Aunque en menor proporción que las frutas, no se quedan atrás algunas verduras como el tomate, el apio, el pepino, la calabaza, el calabacín (zuchini) y la berenjena. Te recomendamos:

-Escoger los que estén en estación o provengan del mercado local para garantizar su frescura.
-Recordar lavarlos adecuadamente y almacenarlos en un lugar fresco hasta el momento de consumirlos.
-Después de picados, tapalos y refrigeralos un rato antes de servir, para que estén más fríos y resulten más refrescantes.
-No los dejes destapados durante mucho tiempo sobre la mesa o la meseda de la cocina para que no se descompongan o contaminen. Guardá en la heladera lo que pueda aprovecharse y desechá el resto.

Incorporalos a todas las comidas del día:

Ofrecele a toda la familia más jugos de fruta natural: el clásico del desayuno es el de naranja. Vale la pena dedicar unos minutos más en la mañana a prepararlo vos misma, así tendrá menos azúcar y otros aditivos que los comerciales. Experimentá con otras frutas, especialmente las favoritas de la familia. Pero si alguien está tomando alguna medicina, evitá que la tomen específicamente con jugo de pomelo o de uva ya que pueden bloquear o interferir con la absorción del medicamento, o aumentar su efecto en el organismo.

Prepará licuados y batidos: vertí trozos de banana, frutilla, o tu fruta favorita de estación en la licuadora, agregá un poco de hielo y a licuar! Muy oportuno para calmar la sed en cualquier momento del día, especialmente en el verano, con la ventaja de ingerir además minerales y vitaminas tan necesarios para la salud. En cualquier época del año, podés agregar a la mezcla un poco de leche baja en grasa, o de yogurth natural para que quede más cremosa, más apetitosa para los chicos, pero con muchas menos calorías.

Frescos y siempre a mano: trocitos de melón, de ananá, se conservan bien en el refrigerador en un recipiente de preferencia de vidrio. Y como siempre estarán bien fríos, serán una buena alternativa a helados, dulces y otras golosinas que no son tan saludables a la hora de la merienda o como aperitivo antes del plato principal. Hacé lo mismo con los vegetales: en un plato o fuente, colocá trocitos de apio y palitos de zanahoria bien lavados, acompañados de un aderezo (aliño) ligero a base de crema agria o de yogurth natural bajos en grasa.

Calmá el apetito con una súper ensalada: ya sea de frutas o de verduras, combinando sabores y colores de la manera más atractiva posible al paladar y a la vista. Algunos se prestan para picar de antemano, como los pimientos de todos los colores, o los melones, pero otros tendrás que cortarlos justo antes de servirlos para que no se marchiten o cambien de color, como la manzana y la banana.

Más vida a un vaso de agua: Para que un vaso de agua normal y corriente no te resulte tan aburrido, agregale un chorrito de limón o lima, o un poco de jugo de fruta natural (naranja o mandarina, por ejemplo). Resiste la tentación de agregarle azúcar.

Si poco a poco incorporas a tus hábitos algunos de estos consejos estarás logrando dos objetivos: añadirás más frutas y verduras a tu dieta, que es la base de una alimentación saludable, y además, estarás hidratando mejor tu cuerpo, algo que nunca debes olvidar, especialmente si vives en un clima cálido o cuando llegan los días cálidos del verano.

Fuente: Vida y Salud

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