¿Por qué cuesta tanto decir NO? ¿Por qué la gente acepta ceder ante los demás? ¿Por qué es tan difícil marcar los límites?
En el momento en que Delia aceptó ir al cine con Pedro, en realidad tenía ganas de ir al rosedal del parque y caminar juntos mientras recordaban cuando se conocieron.
Cuando Luis les dijo a sus amigos que aceptaba ir a bailar, en realidad quería jugar un partido de futbol con sus compañeros de clase.
Mirta dijo que iba a hacer una tarta de verduras, pero su hija le dijo que no quería comerla, y terminó haciendo papas fritas y milanesas.
¿Por qué cuesta tanto decir NO?
¿Por qué la gente acepta ceder ante los demás?
¿Por qué es tan difícil marcar los límites?
¿Por qué a pesar de la angustia que genera el ceder, persiste esa incapacidad para dar una opinión contraria?
La respuesta está dentro de nosotros. Desde pequeños tememos perder el amor de los demás y, en consecuencia, crecemos tratando de agradarles. Poner límites, decir no y expresar los propios deseos es parte del respeto por uno mismo y de darse un valor personal.
Conócete. El conocerte te ayuda a tener seguridad en ti misma, a poder decidir sin culpa lo que deseas o esperas. Por eso es tan importante tener bien claro qué es lo que te hace bien y lo que te daña. Muchas veces tu incapacidad para decir NO está ligada a tu desconocimiento personal. En primera instancia, aceptas hacer algo, pero luego te quedas con ese sabor de insatisfacción por haber realizado algo que no tenías ganas de hacer. Por ejemplo, tu mejor amiga te propone ir a cenar a determinado restaurante, ese lugar no te gusta por lo costoso y tienes poco dinero y, sin embargo, terminas yendo. A la salida del lugar estás de mal humor, terminas discutiendo con tu amiga y te sientes fastidiada porque gastaste tu reserva de ahorros. ¿Qué crees que hubiera pasado si realmente conocieras tus emociones? Sabrías que ibas a terminar sintiéndote así, y podrías haberle expresado a tu amiga tus verdaderos deseos y sentimientos.
Sé coherente. Con lo que sientes y crees, porque los valores no se negocian. Si sabes que ese NO que vas a expresar es parte de defender tus valores, hazlo: no cometas el error de "ceder por esta única vez". La mayoría de las adicciones y sufrimientos comienzan con la expresión "por esta única vez", pero siguen afectando tu vida entera.
Aprende a valorarte. Cuando te valoras, evitas que los demás abusen de ti o te manipulen. Valorarte no es caer presa de la soberbia o del orgullo: es entender que tus opiniones, deseos, sueños, metas y valores son importantes y es un derecho inalienable defenderlos. Es también dar a conocer a otros que hay expresiones, comentarios y situaciones que te desagradan y hieren tu ser y que no quieres participar, fomentar o colaborar.
Enuncia tus palabras con seguridad. No digas el NO dudando o demostrando temor. Es muy eficaz sostener el contacto visual, pero sin necesidad de elevar la voz o de recurrir a gestos acusatorios. Recuerda que gritar no es sinónimo de seguridad, sino de estar perdiendo el control de la situación.
Desarrolla habilidades que te permitan decir NO. Cualidades como la asertividad, la escucha empática y la paciencia. Una persona asertiva posee siempre una actitud de respeto hacia los demás y es experta en hacer que el "adversario" se convierta en "socio" al tener una escucha empática. La adversidad es el puente entre la violencia y la pasividad, de modo que siendo asertiva no tendrás necesidad de agredir o de someterte a la voluntad de otros. La paciencia es el ingrediente ideal para realzar la belleza de la sana comunicación; puede que al principio a los demás les cueste aceptar tus NO, pero sé paciente, en la espera estás adquiriendo seguridad y generando aprendices.
El NO puede ser mal visto, no recomendado social y laboralmente y hasta políticamente incorrecto, pero te aseguro que pronunciarlo es eficazmente saludable. Decir NO es parte del camino a la felicidad. No dejes que tu miedo a expresarlo te prive de alcanzarla.
Es tendencia entre mujeres de clase media y con educación superior. Sus partidarios aseguran que es más saludable para los niños, pero los críticos lo ven como otra forma.
Un nuevo estudio acarrea conclusiones que preocupan: el humo de segunda mano puede afectar al bebé de una futura mamá incluso antes de que ella quedara embarazada.
El estudio fue realizado en 15 países de Europa y América y asegura que el mismo porcentaje de mujeres no dejaría a sus parejas en esa situación. El sondeo determinó, además, que cerca de un 40% de los hombres nunca tuvo una relación con una persona con exceso de peso.