Son dos rumanos y cuatro filipinos señalados por otros tripulantes de lanzar al océano a cuatro polizones congoleños.
Rosario.- Los seis marinos mercantes extranjeros que fueron acusados de haber arrojado a cuatro polizones congoleños en alta mar, a 400 kilómetros del continente africano, se negaron a declarar ayer ante el juez federal Carlos Vera Barros. El capitán del buque RM Power, su primer oficial (ambos rumanos) y cuatro marineros filipinos fueron acusados por un delito compatible con la figura de cuádruple homicidio agravado, por alevosía y la participación de dos o más personas. Además se investiga si uno de los sospechosos del cuádruple crimen de los polizones africanos, un marinero de nacionalidad filipina que desapareció el jueves pasado en el río Paraná frente a la costa de Arroyo Seco tras caer del RM Power, se suicidó o pudo haber sido víctima de asesinato. El cuerpo aún no apareció.
El RM Power es un buque perteneciente a la flota de la empresa WEM Lines SA., fundada a principios de 1982. Una firma con su sede comercial en la ciudad de Atenas, Grecia, y cuyo barco navegaba con bandera de las Islas Marshal, Estado insular, ubicado en el océano Pacífico, en la región de Micronesia, independiente desde 1990.
Desde que el buque zarpó de las costas de Congo los primeros días de julio con destino a la terminal portuaria de Dreyfus, en Arroyo Seco, el viaje fue una pesadilla para la tripulación y para 11 polizones africanos. Los primeros 7 fueron hallados a poco de zarpar. Entonces el barco retornó a puerto y los polizones entregados a las autoridades. Esa maniobra le costó a WEM Lines SA dos días y medio de retraso.
Hacia el océano. El barco volvió a zarpar, con 21 tripulantes, de Matadi, el principal puerto de la República Democrática del Congo. En esa terminal ubicada sobre el río Congo a 137 kilómetros del océano Atlántico, el RM Power dejó un cargamento y salió nuevamente.
El domingo 7 de julio, a unos 400 kilómetros de la costa africana, según los testigos cuatro polizones congoleños fueron descubiertos. Desde que existe el comercio naviero, el polizón nunca gozó de simpatía. Son los indeseables. Para la tripulación, porque implican más trabajo. Para la empresa dueña del barco y su aseguradora, porque significan más dinero.
Según explicó una fuente allegada a la investigación, impulsada por el fiscal federal Mario Gambacorta, si un polizón es hallado en puerto argentino, cuatro efectivos de Prefectura deben demorarlo. Tras realizar los trámites migratorios de rigor, el fugitivo debe ser repatriado acompañado por un funcionario argentino. Todos esos gastos deben ser afrontados por la empresa dueña del buque o su aseguradora. Si el país no da permiso para que el polizón desembarque, el hombre debe regresar en el barco que llegó. Ese costo fue estimado por el vocero en unos 30 mil dólares per cápita.
Este contexto sumado a la ofuscación del capitán rumano Florin Filip y el primer oficial Robert Racovita, y al hecho de que el buque arribado ya con retraso, selló la suerte de los polizones. Según declararon dos marineros filipinos arrepentidos, quienes se quebraron luego de la desaparición en el Paraná de su compatriota el jueves pasado, el capitán y su primer oficial ordenaron a cinco marineros filipinos que ataran de pies y manos a los congoleños, que los amordazaran y tras golpearlos en la cabeza, los arrojaron al mar.
Estado de sospecha. Pero tres días más tarde, media docena de marineros filipinos plantearon que querían terminar la relación laboral con la empresa y volver a puerto. Esto alertó al gerente de WEM Lines SA, Binios Stravos, quien le pidió explicaciones al capitán Filip.
Y lo que obtuvo a cambio fue una confesión de lo ocurrido, que motivó una investigación interna que luego fue judicializada y terminó en manos del juez Vera Barros y el fiscal Gambacorta, ya que el primer puerto que tocó el RM Power fue el de Arroyo Seco.
Gambacorta solicitó a Vera Barros allanar la embarcación, de 200 metros de eslora, y en una de las bodegas, de difícil acceso ya que está en las inmediaciones de las hélices de la nave, hallaron elementos —botellas de agua, galletas, ojotas y excrementos humanos— testimonios de la presencia en el barco de los polizones.
¿Cómo se llamaban los polizones asesinados? Esa será otra tarea ardua para el juez federal Vera Barros ya que al no haber cuerpos, debería requerir que la Justicia congoleña les tome testimonio a los otros siete polizones que salvaron su vida al ser dejados en el puerto africano.
Fugitivos que serán clave
En el último puerto en territorio congoleño la tripulación del buque RM Power descubrió a siete polizones a los que hizo bajar de la nave. Estos frustrados fugitivos, que fueron identificados por la policía de ese país, se presumen testigos muy calificados para la investigación abierta en suelo argentino: ocurre que podrían conocer y aportar datos sobre los cuatro hombres que estaban escondidos en otra parte del barco sin haber sido detectados. Por tal razón, en los tribunales federales requerirán a las autoridades congoleñas la ubicación de estas personas para efectuar una videoconferencia.
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