La víctima es de nuestra ciudad. Estaba junto a sus pequeños hijos y cuando fue a reclamar poe el procedimiento a la seccional 27ª le exigieron 1.500 pesos para olvidar el tema.
Arroyo Seco.- Una familia de nuestra localidad Arroyo denunció un extraño incidente con policías que ingresaron a su vivienda sin orden de allanamiento e invocando la presunta búsqueda de un delincuente. Si bien el dueño de casa les habilitó el paso, les advirtió que daría a conocer la situación irregular. Y cuando lo hizo en la comisaría 27ª, denunció, le pidieron 1.500 pesos para "sacar de servicio" a los agentes que participaron del hecho.
La denuncia fue presentada en la Fiscalía Regional Rosario por Luis Gabriel M., de 39 años, quien vive con su familia en el barrio Santa Rita de Arroyo Seco. Según relató a este diario el hombre que trabaja en el sector de la construcción, y cuya esposa Mónica trabaja Tránsito del municipio arroyense, el hecho ocurrió el mediodía del 10 de abril.
En virtud del paro de transporte, ese día Luis M. no pudo llegar a trabajar a Rosario y se quedó en su domicilio con su hija de 11 años y su hijo de 5, que no habían tenido clases. "Estaba cocinando cuando escuché un ruido de gente que intentaba abrir la cochera. Me asomé y vi un patrullero del Comando Radioeléctrico de Arroyo y un Chevrolet Corsa blanco con el capó gris. Eran cinco policías uniformados", relató la víctima del episodio.
"Me asomé —continuó— y les pregunté qué necesitaban. Respondieron que tenían que ingresar porque estaban persiguiendo a alguien que había cometido un ilícito. Les pregunté si tenían orden de allanamiento y me dijeron que no, pero que tenían que entrar igual porque tenían un dato de que yo estaba ocultando a alguien".
Búnker. El denunciante recordó que meses antes había ido a la comisaría 27ª a presentar sus quejas por el funcionamiento de un búnker de venta de drogas en la cuadra donde reside. "Vivimos en un lindo barrio, de gente laburante, pero la actividad de ese quiosco complica todo. Ya no se puede salir a tomar mates a la vereda. Por eso lo denuncié hace seis meses, pero eso quedó en la nada", señaló el hombre.
Como entre los cinco policías que entraron a la casa de Luis M. había dos que eran vecinos del barrio, el hombre les dijo que si buscaban delincuentes sabían dónde hallarlos. "Les dije que buscaran en el búnker de la esquina pero insistieron en pasar y finalmente les dije que entraran porque no tengo nada que ocultar, pero que se atuvieran a las consecuencias porque iba a denunciar la situación", explicó.
Al franquearles el paso a tres uniformados, Luis M. les pidió que no ingresaran a la pieza donde su hija se estaba cambiando porque recién salía de bañarse. "Entraron tres, yo les iba mostrando la casa. Pero en un momento uno abrió la puerta de la pieza de la nena, que estaba en ropa interior. Entonces me saqué, discutimos y les dije que se fueran. Salieron por el patio, se quedaron hablando un rato más en la puerta y al final se fueron".
Luis recordó que luego del incidente se quedó mal, especialmente porque su hija no paraba de llorar. "Se asustaron mucho los chicos", señaló. Cuando su esposa regresó del trabajo y le contó lo ocurrido decidieron ir a la comisaría 27ª a pedir explicaciones.
Lo podemos arreglar. "Pedimos hablar con el subjefe, (Silvio) Cortez, pero dijeron que estaba en la calle. Esperamos como 40 minutos y entonces en un momento bajó un hombre vestido de civil, de unos 26 o 27 años, y se me acercó. Me preguntó si yo era Luis y me dijo que tenía que hablar conmigo. Me llevó a un cuartito, dijo que el subjefe ya sabía todo sobre el allanamiento y que si tenía 1.500 pesos él se encargaba de dejarlos fuera de servicio a los que habían entrado a mi casa porque lo que habían hecho estaba mal".
"Le pregunté si me estaba cargando —añadió Luis— y en eso bajó Cortez, con quien empecé a discutir. Le dije que era un ratón, que cómo iba a pedirme plata para arreglar algo que habían hecho fuera de la ley. Y él me respondió que si yo quería que hiciera la denuncia, pero en esa comisaría no me la iban a tomar".
Al día siguiente, Luis M. denunció lo ocurrido en la Fiscalía Regional Rosario. "Quiero saber por qué entraron a mi casa de esa manera. Todos saben que en la esquina hay un búnker pero en lugar de ir allí vienen a mi casa, quiero que me expliquen por qué", sostuvo el arroyense. "Mi hija todavía está asustada por esos tipos", concluyó
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