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Cayó en Santiago del Estero el acusado de matar a dos hermanos

Tiene 26 años y está sospechado de asesinar a Agustina y Javier Ponisio hace una semana en Castro Barros al 5500. Era amigo de la familia.

En el piso. J.H.P. fue detenido el miércoles en Frías, Santiago del Estero.

En el piso. J.H.P. fue detenido el miércoles en Frías, Santiago del Estero.

Un joven de 26 años fue detenido el miércoles a la noche en la ciudad de Frías, provincia de Santiago del Estero, sospechado de ser el autor material del crimen de los hermanos Agustina y Javier Ponisio, el conmocionante hecho cuyo móvil aún es un misterio y que hace una semana se desató en una vivienda de Castro Barros al 5500, en la zona sur de la ciudad. Según la investigación, esa persona mantenía una amistad “de varios años” con Agustina, e incluso con el entorno familiar de la chica, del que logró ganarse la confianza.

La identificación y el rastreo del Fiat Siena que utilizó para llegar hasta la escena del doble crimen fue clave en la pesquisa. Ese vehículo fue hallado en el departamento donde apresaron al muchacho que, además, tenía armas de fuego (una 9 milímetros como la utilizada en la ejecución de los hermanos), silenciadores, cajas de balas, dardos y un dispositivo para lanzarlos, cuchillas, grilletes y teléfonos entre otros elementos. Además, trascendió que tenía pedido de captura nacional e internacional por otro homicidio a sangre fría cometido en una estación de servicios de Salta en julio pasado (ver aparte). A esa provincia será trasladado antes de ser traído a Rosario, donde deberá dar cuenta de su participación en el homicidio de los hermanos Ponisio.

De un lado a otro. El hermetismo de la investigación penal que imperó desde el crimen de Agustina y Javier, de 28 y 25 años de edad respectivamente, se rompió imprevistamente ayer cuando el fiscal Florentino Malaponte anunció en rueda de prensa la detención de una persona por el doble homicidio. “Ayer a la noche (por el jueves) detuvimos a la persona que estaba sindicada desde un primer momento, con evidencias muy fuertes de la fiscalía y que no eran conocidas porque preferimos mantenerlo en resguardo”, confirmó.

Al ser consultado por la identidad del detenido, el titular de la pesquisa prefirió mantenerla en reserva hasta que llegue a Rosario vía exhorto del juez provincial que tramite la extradición. No obstante trascendió que sus iniciales son J.H.P., de 26 años y oriundo de Buenos Aires, pero con capacidad para fijar domicilios y actividades en varias provincias, tal cual lo demuestran sus antecedentes: sospechado de un crimen en Salta en julio, de un robo en Santiago del Estero, con infracciones de tránsito en Buenos Aires, pero también, según la pesquisa, con el suficiente arraigo en Rosario para generar un vínculo de confianza con Agustina y su familia.

Al respecto, el mismo fiscal se encargó de aclarar que es “una persona totalmente diferente al colectivero”, en referencia al trabajador de la línea 142 que el lunes se presentó espontáneamente en Tribunales para indicar que, si bien conocía a la joven asesinada, nada tuvo que ver con el hecho.

Al volver sobre el inesperado giro que tomó el caso y dar referencias del sospechoso, detenido a las 22 del miércoles en un departamento de la localidad santiagueña de Frías (a 741 kilómetros al noroeste de Rosario), Malaponte remarcó que “según las evidencias es el homicida. Claramente lo indica todo lo que venimos trabajando esta semana. Tiene antecedentes y estaba siendo buscado por otro crimen en la provincia de Salta y por una causa de robo en Santiago del Estero. Tiene una movilidad extraordinaria de ciudad en ciudad”, describió.

Cuando la policía de Santiago del Estero lo detuvo (desde Rosario tenían intervenido el teléfono y lo escuchaban en vivo) se hizo una primera aproximación sobre su perfil psicológico y éste arrojó como resultado una personalidad “peligrosa” que no tiene tapujos a la hora de hacer alarde de sus andanzas.

Las imágenes captadas por las cámaras de videovigilanca y la identificación que hicieron los padres de los jóvenes del Fiat Siena de J.H.P., que un vecino vio estacionado en Castro Barros e Hilarión de la Quintana al momento del crimen, más las descripciones de otros testigos que lo vieron subir a ese vehículo, llevaron a Malaponte a librar la orden de captura.

Otro dato que levantó sospechas sobre el hombre que apenas ocurrió el hecho se esfumó de Rosario, es que en el Renar (Registro Nacional de Armas), donde es obligatorio declarar la profesión o trabajo que el portador de armas desempeña, J.H.P. dejó asentado al menos siete actividades diferentes, varias de ellas vinculadas al transporte de carga.

Móvil. Consultado acerca de las hasta ahora misteriosas motivaciones del doble crimen, las que abren un abanico de hipótesis, Malaponte dijo que es “una de las cuestiones que no están bien claras, pero creemos que puede estar entre un crimen pasional o económico. Estamos hablando de personas que se conocían, incluso con toda la familia” de las víctimas, remarcó .

“Suponemos que aprovechó esta situación de confianza para cometer el delito”, explicó el funcionario sobre la doble personalidad del supuesto homicida que nadie advirtió. “No podemos confirmar si primero atacó a la chica y después al joven, pero al lugar entró con confianza”, recordó en referencia a la ausencia de señales de violencia en las aberturas del inmueble.

El fiscal fue tajante cuando se le preguntó si había relación sentimental entre el detenido y la joven asesinada: “No sabemos ni es un elemento de interés si tenía relación amorosa o no con la joven”. Lo que sí aseguró es que había una relación de “varios años” con la chica y que habría surgido cuando J.H.P estaba de novio con una amiga de ella. “La familia no lo podía creer cuando le dijimos de quien se trataba”, refirió el representante del Ministerio Público sobre la desagradable impresión que se llevaron los padres de los Ponisio al saber la verdad.

El acusado será trasladado en las próximas horas desde Santiago del Estero a Salta, donde quedara acusado del homicidio por el cual también lo buscaban. Mientras tanto, un juez santafesino deberá librar un exhorto para que luego de ese trámite sea enviado a Rosario junto con las evidencias halladas en su poder, donde también afrontará la imputación del doble crimen.

La tragedia. Hace justo una semana, a las 9.15 de la mañana, la mamá de Agustina y Javier, la fonoaudióloga Mónica Pesce, regresó a su casa tras estar en el gimnasio y se topó con sus dos hijos asesinados a balazos. Agustina estaba en el comedor con dos proyectiles en la cabeza, y Javier en el descanso de una escalera con tres disparos. A pocos centímetros, un tendal de ocho vainas servidas calibre 9 milímetros, la utilizada para asesinarlos. Su padre, entonces, estaba en Ushuaia.

Lo buscaban en Salta por otro homicidio

Tras un trabajo coordinado entre las fuerzas de seguridad de Santa Fe, Salta y Santiago del Estero, en esta última provincia se detuvo el miércoles a la noche al principal sospechoso de matar a los hermanos Agustina y Javier Ponisio en su casa del barrio Roque Sáenz Peña de Rosario.

Una comisión policial llegó a la localidad de Frías tras un seguimiento tecnológico (escuchas telefónicas en vivo) del itinerario de J.H.P. y el joven fue hallado en un departamento junto a su pareja. En su poder, además del Fiat Siena en el que se movilizaba, tenía dos pistolas calibre 9 milímetros, balas, un arma lanza dardos, cuchillos, pasamontañas, una importante suma de dinero en efectivo, teléfonos, notebooks y grilletes.

Además del crimen en Rosario, al joven se le atribuye el homicidio a sangre fría de Ariel Ríos, el playero de una estación de servicios de la localidad salteña del El Galpón, recientemente sacudida por un terremoto, que el 13 julio pasado recibió un disparo calibre 9 milímetros en la cabeza durante un robo.

Según el portal digital de noticias de La Gaceta de Salta, el detenido y su padre (de origen paraguayo) vivieron en El Galpón y eran conocidos como “los porteños”, por su tonada al hablar. El mismo sitio indica que días atrás la policía santiagueña detuvo al padre de J.H.P. por el robo a una financiera. Además, la policía de Salta sospecha que el joven contrató los servicios de un abogado cuyos honorarios rondaban los 70 mil pesos y que habría pagado con el botín robado a la estación de servicios.

En tanto, la policía de Santiago del Estero elaboró un perfil psicológico el cual determinó que J.H.P. es una persona violenta, con tendencias homicidas, y que habla de los hechos con naturalidad.

Fuente: La Capital

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