Este domingo, Javier vivió uno de los peores días de su vida. Un cortocircuito en el enchufe del lavarropas provocó un incendio que, en pocos minutos, dejó su vivienda reducida a escombros. Profesor de Tecnología, casado y con un hijo, Javier enfrentó la dura situación de preguntarse cómo volver a empezar de la nada. Sin embargo, lo esperaba una sorpresa: gracias a la solidaridad de vecinos, alumnos y compañeros docentes en apenas dos días recibió tanta cantidad de donaciones que, confiesa abrumado, ya no tiene lugar para ubicar lo que va recibiendo.
"Yo no le conté nada a nadie", contó asombrado Javier, al referirse a lo sucedido en su casa de barrio Los Naranjos, de la localidad de Baigorria. "Lo único que hice fue comunicarle a las escuelas donde doy clases que me pedía licencia", precisó, en diálogo con Rosarioplus.com.
Las horas fueron pasando y, casi como por arte de magia, las donaciones fueron llegando, sin detenerse, al domicilio del profesor. Es que los vecinos se solidarizaron tras conocer lo ocurrido. Y lo que le sucedió fue tema de debate en sala de profesores, también en grupos de whatsapp de padres de alumnos y de sus mismos estudiantes, todos preocupados por el destino de un profe muy querido en la comunidad educativa.
Los vecinos fueron los primeros en aportar su granito de arena. En pocas horas, el docente baigorriense tenía un lugar para quedarse con su esposa e hijo, también ropa a su disposición. "Desde el domingo, todo lo que tengo puesto no es mío", reconoció Javier y comentó: "Un vecino me dio las llaves de su casa en San Lorenzo y se fue. No podía creer que alguien pudiera hacer eso por mí".
Pero el espiral solidario fue mucho más lejos. "Viene gente que no sé ni quién es, se baja del auto y me pregunta: Flaco, ¿qué necesitás?", contó el docente. "El lunes ya tenía un montón de donaciones", afirmó el hombre. Cocina, lavarropas, bajomesada, camas, colchones, ropa, calzado. Explicó que comenzó a agradecer por la gran cantidad de productos recibidos e incluso pidió que no le mandaran más porque con lo recibido puede volver a empezar.
En la casa incendiada, Javier vivía con su familia mientras terminaba otra vivienda que se encontraba en el mismo terreno, pero en la parte delantera. Además de los bienes personales, el docente perdió varios materiales que se utilizarían para construir el nuevo hogar.
"La gente nos dio su ayuda de corazón y con la mejor voluntad", comentó. "Una chica me ofreció incluso hacer un evento para juntar dinero, pero no creo que sea necesario. Con el tiempo me voy a poder recuperar", dijo confiado Javier, optimista por naturaleza. Optimismo reforzado por las continuas muestras de solidaridad que recibe.
"La vida y la gente te compensan", afirmó Javier, entre emoción y agradecimiento, y concluyó: "La solidaridad de a gente apaga el incendio".