Una propuesta para que la actividad física sea adoptada como un derecho y la alimentación sana como una elección consciente y placentera.
Sería maravilloso vivir en un mundo en el que todas las enfermedades tuvieran un único agente causal conocido, un único tratamiento de probada eficacia, seguro y económico, y profesionales capacitados para atender esa demanda. ¡Un mundo ideal! Lamentablemente, ese mundo idílico no existe.
La mayoría de las enfermedades crónicas poseen múltiples determinantes. Dentro de esas patologías crónicas, está la obesidad: un tsunami que crece a un ritmo vertiginoso a nivel global. Su tratamiento es un desafío para toda la vida y su costo no es bajo ni está al alcance de todos, y existe un déficit de capital humano capacitado para abordarla. Muy lejos del ideal, ¿no?
La obesidad es una enfermedad multideterminada y compleja. Los problemas complejos no se resuelven con engorrosas fórmulas matemáticas, sino con estrategias adecuadas, creativas, con alianzas, y aun así representan desafíos hasta el momento no resueltos. De hecho, ningún país revirtió hasta el momento la epidemia de obesidad.
Existe poco debate acerca de cómo alguien se torna obeso: come más de lo que gasta. Los intensos debates se desarrollan en relación a cómo toda una especie ha ganado peso tan velozmente.
La ingesta calórica es un determinante crítico del peso. Y la ganancia de peso es un fenómeno que se asocia a las calorías de cualquier fuente u origen. No está vinculada con el consumo de ningún producto en particular, ya que todas las calorías cuentan.
Desde muchos sectores se cuestiona, por ejemplo, el consumo de bebidas azucaradas como causantes de la obesidad. Claro que una bebida analcohólica endulzada con azúcar aporta calorías. El punto es que, según un estudio realizado en México, del total de porcentaje de calorías aportadas por las bebidas, sólo el 6,5% de las calorías proviene de las gaseosas.
Por su parte, los snacks salados y dulces, aportan, según datos de EE.UU., un 27% de las calorías diarias de chicos y adolescentes. Por eso, restringiendo un grupo de alimentos, estamos ocupándonos de una pequeña porción del problema, con el riesgo de que los resultados no sean los deseados.
Hay que asumir que el placer no es un extra: es el eje de nuestras decisiones cotidianas cuando hablamos de comida y bebida. Hay que construir nuevamente un puente entre la alimentación y el placer
Además, para agregar complejidad, a los llamados "big two" (exceso de ingesta calórica y sedentarismo obligado), se agregan muchos otros factores de riesgo emergentes. Entre ellos, la deuda de sueño, los disruptores hormonales como los pesticidas o algunos plásticos, la calidad de la microbiota intestinal, la climatización constante de los ambientes, los fármacos que generan ganancia de peso, el abandono del tabaco.
Es imprescindible reducir el consumo calórico, ya sea manejando porciones o reemplazándolas por versiones reducidas en calorías. Porque prohibir, como algunos fundamentalistas proponen, solamente genera mayor deseo.
Hay que asumir que el placer no es un extra: es el eje de nuestras decisiones cotidianas cuando hablamos de comida y bebida. Hay que construir nuevamente un puente entre la alimentación y el placer, como digo en mi libro "No Dieta". Pequeños placeres asociados a información, educación y cambio de hábitos. Moverse más, cocinar, comer en familia, dormir más y mejor y también aprender a manejar el estrés.
Quizás la mejor estrategia a mano es hacer foco en patrones de alimentación saludable como el mediterráneo e instalar la idea de la actividad física como un derecho.
Soluciones complejas para problemas complejos
Respecto del ámbito público, lo esperable sería que las frutas y verduras fueran más económicas, que las escuelas ofrecieran menús saludables y más movimiento que sume diversión, que las empresas y las dependencias estatales incentivaran a sus empleados a moverse y que desde el Estado se promocionara un estilo de vida saludable compatible con las actividades laborales de todos los ciudadanos.
Quizás la mejor estrategia a mano sea evitar las prohibiciones, que sólo generan mayor deseo, e instalar la idea de la actividad física como un derecho
Necesitamos apoyar a las personas para realizar decisiones saludables, pero además resulta imperativo instaurar políticas y entornos que favorezcan esas decisiones. Soluciones complejas para un problema complejo, estrategias basadas en evidencia de índole multisectorial, y multinivel con políticas que requieren monitoreo para evaluar resultados con el fin de saber cómo estamos y corregir el rumbo.
Lamentablemente, estamos atrapados en simples dicotomías: ¿responsabilidad personal o colectiva, oferta o demanda como determinantes de consumo, regulación dura o autorregulación de industria (nudge, es decir un "empujón saludable") determinantes de cambio top-down (desde lo regulatorio) o bottom-up (desde la gente o su comportamiento), prioridad de tratamiento o de prevención, foco en desnutrición u obesidad?
Si bien la epidemia es acelerada, es reversible. Hay tiempo para actuar. ¿Por qué no comenzar ya?
El Ministerio de Salud también reportó 17 contagios de chikungunya y 3 de encefalitis equina en los últimos 7 días. Además hubo un nuevo fallecimiento por coronovirus: era una persona sin comorbilidades pero con calendario de vacunas incompleto
En la última semana se confirmaron 428 casos de dengue en diferentes localidades de la provincia.
Protege del cáncer de cuello de útero y otras enfermedades severas. Antes eran dos dosis pero ahora se necesita una sola. Está en el calendario nacional y es gratuita y obligatoria.