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El reconocido artista local Fernando Junco fue víctima de la inseguridad. Dos sujetos armados lo interceptaron en la calle y le robaron.
Zona norte. El robo tuvo lugar en las inmediaciones de San Martín y Sargento Cabral.
Todo ocurrió el viernes a la noche. Fernando Junco trabaja en una empresa ubicada sobre calle San Martín al 1600, salió de trabajar a las 22:15 y mientras su esposa lo pasaba a buscar, decidió emprender el regreso a casa haciendo algunas cuadras caminando. Tan solo logró hacer unos 200 metros y al llegar a las inmediaciones de San Martín y Sargento Cabral; fue interceptado por dos sujetos. Uno de los individuos estaba encapuchado; mientras que su acompañante tenía el rostro descubierto.
Fernando al verlos acercarse se dio cuenta de que le iban a robar. Por lo menos así lo sintió y su presentimiento no falló. Uno de estos delincuentes sacó un arma y enseguida se la apoyó sobre sus costillas. Intentaron llevarlo hacia la zona de la villa; él se resistió y terminó por entregarle lo que querían y todo lo que tenía: una mochilla con documentación personal, carnet de conducir, de la obra social y también así le sustrajeron el celular.
En charla para Arroyo Diario admitió sentir mucha impotencia por lo sucedido. “La bronca que te da es que vos en ese momento estás con tu vida en manos de estos tipos”; pronunció mientras contaba el relato exacto de lo acontecido. A su vez que agregó: “Todo lo que me llevaron me costó trabajo y hoy por un tipo de estos tengo que estar agradeciendo que estoy vivo o que no me pasó nada. Y esto no es así”.
Dijo que después del robo llegó hasta la base del Comando Radioeléctrico, que está a unas pocas cuadras de donde fue el robo. Le dijeron que salieron a buscarlos pero “después nadie me llamó” y también manifestó que fue a la comisaría 27 donde radicó la denuncia donde no tuvo la mejor respuesta por parte del personal o por lo menos no la que esperaba: “Sabes lo que pasa es que una vez que se meten ahí adentro no los encontrás más. Ahí hacen media cuadra y se pierden. Entonces con ese criterio dejemos que hagan lo que quieran”, esgrimió algo ofuscado y todavía nervioso por todas las cosas que piensa que podrían haberle pasado o podrían haber sucedido si incluso aparecían su mujer y sus hijos en el auto; pero que, afortunadamente, no pasaron.
