Marío Díaz, presidente del Arroyo Seco Rowing Club, charló con este medio sobre la situación compleja que atraviesa la institución náutica respecto de un juicio que, hasta el momento, debería abonar el club a un ex integrante de la comisión directiva anterior, por un monto aproximado de $3 millones. En la gestión de Horacio Garzia se forjó este imprevisto que, en el futuro inmediato, podría complicar las arcas de la entidad emplazada a orillas del río Paraná.
“El juicio que debemos encarar es de la época de la gestión de Horacio Garzia, de 2013, que nosotros heredamos al ingresar. El juicio se lo hizo el club a un ex integrante de la Comisión Directiva que presidía Horacio, por una rendición de cuenta a la cual no le cerraban los números. Esta persona implicada, era pro tesorero de esa comisión y, a su vez, cobraba el ingreso al club, manejaba los tickets de estadía”, contó inicialmente el actual presidente, Mario Díaz. Seguidamente, a esta persona le pidieron la rendición y denotaron que en el balance tenía un faltante importante sobre el valor de los tickets, los números seguían sin cerrar.
“En varias oportunidades lo llamaron para rendir y no fue, incluso le mandaron una carta a documento el abogado en ese momento del club, también lo citaron en el estudio para que rinda; nunca rindió, y entonces en ese momento la CD que estaba decidió iniciarle acciones judiciales por la vía civil para que rinda cuentas. La suma en ese momento era de $136 mil, que trasladados a los valores actuales son aproximadamente 27 mil dólares”, acentuó Díaz sobre el procedimiento encarado por el club contra esta persona.
Consecuentemente, el implicado hizo una contra denuncia e inició acciones contra la institución, exponiendo que él solamente era un empleado: “Hace unos días nos citaron en Tribunales, y nos comunicaron que ese juicio laboral a esta persona le salió a favor en primera y segunda instancia, para lo cual el club debería pagarle una suma cercana a los $3 millones; a lo cual en su momento se le hizo una oferta por $1 millón y medio y no aceptó, así que estamos esperando lo que dictamina el juez”, aseveró el actual presidente, quien además recalcó que en lo que compete al juicio del club hacia el implicado, “está ganado en primera instancia para que en definitiva rinda las cuentas, ahora esperamos el segundo fallo”.
Cabe subrayar, a su vez, que Díaz aseguró que cuando ingresó la actual comisión quiso consensuar con esta persona para evitar las instancias y, por ende, la problemática que hoy se da entre las partes: “Hablamos con él para que desestime el juicio y nosotros desestimábamos la rendición y tampoco quiso, siempre pretendió dinero”, soltó, remarcando que “deberemos acatar lo que dictamine el juez mediante la sentencia firme, veremos cómo hacer porque hoy no contamos con esa suma de dinero y seguramente las arcas del club se verán afectadas, es inesperado para nosotros, las obras y el pedido de subsidios para hacer trabajos se truncarían con esta situación que si acentúa nos va a dejar mal”, cerró Díaz.
El Intendente y la directora de Desarrollo Social, la semana pasada, firmaron con el ministerio de Igualdad y Desarrollo Humano de Santa Fe, un convenio para recibir fondos que permitan fortalecer el área de la Mujer, Género y Diversidad, que parece funcionar en ciertos casos, menos cuando se trata de actuar en un episodio de supuesto maltrato hacia una empleada municipal por parte de un miembro del nutrido y extenso gabinete.
El profesional que había sido llamado al principio de la gestión de Daniel Tonelli y había dejado por diversas cuestiones, ahora sí ya trabaja oficialmente en la secretaría de Salud, apuntado claro está al sector de Zoonosis. Lo hace en carácter de monotributista.
El hijo de Adriana Farroni, que está en Obras Públicas, maltrató a Laura Sánchez, empleada municipal de carrera, y desde el Gobierno de Daniel Tonelli ni del área de la Mujer local "le llamaron la atención". Además, ya había tenido un altercado fuerte con Gustavo De Lorenzi, y todo sigue igual. Ser "hijo de" evidencia los beneficios y la falta de tacto de un gobierno que no lo tiene en casi nada.