Ocurrió en el barrio Saavedra de Comodoro Rivadavia el sábado por la noche. El delincuente quiso dispararle a uno de los empleados pero le erró. Cuando salió corriendo lo redujeron entre vecinos.
Buenos Aires.- Eran las 21.30 de la noche cuando Julián Parente, un empleado del local "De Nueve a Once" del barrio Saavedra de Comodoro Rivadavia, fue interceptado en la puerta del lugar por un delincuente.
-"Dame la Plata", dijon el ladrón que lo apuntó con un arma calibre 22.
-¿Qué plata? No tengo plata", le contestó Julián.
-"Entonces dame el celular", insistió el delincuente.
-"No, no te voy a dar nada el celular", le respondió y el delincuente, que luego se sabría, tenía 14 años, le disparó, pero Julián logró esquivarlo.
En diálogo con el diario Patagónico, habló la novia de Julián que se encontraba dentro del local cuando pasó todo. "Un chico se acerca encapuchado con un arma y lo apuntó. Me di cuenta que era un robo, y mi novio se agacha un toque y el otro tira. Y tiró allá arriba".
Para los damnificados el delincuente disparó a matar. "Le erró; no sé si fue para asustar", dijo la comerciante.
Luego del disparo, el joven salió corriendo pero minutos después fue interceptado por los vecinos de la zona que vieron el incidente.
"Lo agarraron en la avenida, le pegaron y justo cayó la Policía", contaron los damnificados.
El personal policial identificó al menor con las iniciales Y. A. Se trata del hermano de un joven que había asesinado a un hombre el año pasado.
La investigación, que comenzó hace más de un año, tenía como objetivo comprobar la existencia de un establecimiento rural en la localidad de Mercedes donde, según denuncias, se mantenía a empleados en condiciones precarias
La víctima presenta quemaduras en brazos, piernas, muslos, manos y espalda. Denunció haber sido atacada con ácido por un hombre hace dos semanas
El estudio del cuerpo de la criatura determinó las ausencia de signos de abuso y maltrato físico. Las lesiones en la parte genital eran producto de una dermatitis. Presentaba una otitis avanzada.
Sucedió en la ciudad de Santa Fe. La persona que tomó el crédito es el propietario del local comercial en el que estaba el teléfono de la víctima. El fallo ordenó el cese del cobro a través de una billetera virtual.
“La pérdida nos hizo un daño tremendo porque dejamos de hacer ese trabajo que tanto nos apasiona”, remarcó José, uno de los referentes del espacio junto a Analía