Una concejal de un pueblo rionegrino renunció a asumir su banca, porque gana más dinero como empleada de un comercio. En una carta de despedida sostuvo que eligió lo mejor para su futuro y el de su hijo
Río Negro.- Ingeniero Jacobacci. Un pueblito del sur rionegrino con no más de siete mil habitantes se transformó, en las últimas semanas, en el escenario de una realidad única. Una concejal electa de la UCR renunció a su banca porque gana más dinero como cajera en un supermercado.
Alejandra Rojas tiene 28 años, ganas de cambiar las cosas, militancia social y vocación por su pueblo. Nada de eso le pudo ganar a la realidad. Rojas encabezó la lista radical del pueblo, hizo campaña por todo Jacobacci y logró ingresar al parlamento municipal.
No ganó pero estuvo muy cerca. Su lista perdió por tres votos contra la principal candidata del Frente para la Victoria: 1.729 votos contra 1.726. Entre las PASO y las elecciones generales, Alejandra divisó una realidad, el sueldo que ganaría como concejal no le alcanzaría para vivir. Según pudo confirmar Infobae, en Jacobacci un legislador local gana entre 1.800 y 3 mil pesos y en algunos casos lo hacen ad honorem. Conocedora de lo que le podía tocar, Rojas trabajó durante muchos años en el área de Acción Social del Municipio, la candidata radical repartió sus antecedentes laborales en toda la ciudad e incluso pidió ayuda a amigos de otros pueblos cercanos.
En el medio de la campaña, la convocaron a una entrevista laboral en la cadena de supermercados "La Anónima", para cubrir un puesto de cajera en la sucursal de la localidad rionegrina de El Bolsón.
"Mi situación laboral no la desconoce absolutamente nadie en Jacobacci, no culpo ni reprocho nada a nadie, porque nunca me arrepentí de nada de lo que he hecho en mi vida, pero llega un momento en el que te empezás a plantear las cosas a futuro, al propio y al de quien depende de mí...mi hijo. Y por mucho que duela, hoy Jacobacci no tiene nada para ofrecerle a muchos jóvenes y no tan jóvenes, que como yo, siempre aposto a quedarse ahí, a crecer y a aportar para su desarrollo", escribió la concejal electa en una carta de despedida que publicó en su perfil de Facebook. "Sé que para muchos no alcanza con pedir disculpas por lo que hice, pero ésta vez puse en primer lugar a mi familia y a mi misma, no creo que nadie pueda juzgarme por eso", agregó en un texto que además incluye pases de facturas políticas de pago chico. "Desde el momento que me avisaron que había quedado seleccionada y tenía trabajo, empecé a vivir los días más difíciles que me ha tocado pasar en los últimos años. Pensé y pienso en las mismas cosas que ustedes, me hice una y mil veces las preguntas que ustedes se hacen. Analicé muchas veces lo que debía y lo quería hacer", escribió con honestidad brutal.
La campaña pasó, llegaron las elecciones y Rojas ingresó al Concejo Deliberante como concejal electa. ¿Qué pasó? En el medio del trajinar electoral, la llamaron desde "La Anónima" para informarle que había sido seleccionada para el puesto por el que había aplicado. Así, Rojas realizó el último tramo de su campaña, casi como una candidata testimonial, sabiendo que su futuro estaba a unos cuantos kilómetros de Jacobacci. La propuesta económica de la cadena de supermercados, algo más de 9 mil pesos mensuales, derrotó con facilidad el presente monetario del escalafón municipal. Rojas renunció a su banca, la reemplazó Gonzalo Adaime y se mudó al Bolsón. Cambió de pueblo, provincia y presente. La política no la convenció.
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