Se trata de Ariel Leites Do Santos de 44 años que desapareció en un momento en que su empresa tenía deudas. Una mujer que salía con él lo siguió a Curitiba. Tienen un hijo.
Ariel Leites Do Santos, de 44 años, fingió su propia muerte en enero de 2011 en el río Uruguay, en Misiones y cuatro años después se descubrió gracias a la red social que vive en la ciudad brasileña de Curitiba.
En aquel verano, Leites decidió pasar el día junto con amigos en las costas del río Uruguay, cerca de la localidad de Panambí. Entró el agua y de un momento a otro desapareció. Lo buscaron por tierra y aire, con helicópteros, buzos y un gran número de agentes que no pudieron encontrar rastros, y todos lo dieron por muerto. A partir de ese momento, comenzaron una serie de especulaciones sobre su muerte. Lo que sí se pudo conocer es que el hombre era dueño de una empresa dedicada a la informática y algunos emprendimientos turísticos en Oberá y tenía un importante caudal de deudas que le impedían seguir con su actividad.
El hecho derivó en un expediente judicial caratulado como "desaparición de persona" y permaneció en un juzgado hasta este momento. Luego de desaparecer Leites, una joven con la que mantenía una relación amorosa clandestina partió a Brasil. Con ella formó pareja en Curitiba y tendrían un hijo pequeño. Sin embargo, cuando ya había pasado al olvido, increíblemente reapareció a través de las redes sociales. Primero se contactó con una vieja amiga: "No estoy muerto, estoy de parranda, jajajaja", fue el mensaje que le envió.
De a poco fue poniéndose en contacto con algunos de sus amigos. Incuso con aquellos que habían participado del operativo de búsqueda. Su padre, Bernabé, admitió ayer que hace más de un año su hijo lo llamó para decirle que estaba en Brasil y que oportunamente iba a contarle lo que sucedió, pero nunca volvió a contactarse. Sin embargo, el empresario dio un paso en falso y comenzó a subir fotos a Facebook. "Me fui porque no tenía otra opción; fue por motivos de seguridad mía y de mis familiares", le dijo a un medio local.
Se lo ve con el pelo corto, como usaba antes, pero ahora porta barba. En las fotografías que circularon por las redes sociales se lo ve abrazado con una mujer y también jugando con un niño pequeño.
“Ariel hizo desastres en Oberá. Estafó a un montón de gente, desde empresarios hasta los kioscos del barrio. No pagaba los alquileres y algunos le tenían marcado. Llegó un momento que debía demasiada plata, parece que se metió con usureros y no le quedó otra que hacerse el ahogado. Nunca encontraron el cuerpo, sólo una malla, y desde el principio los que lo conocíamos sospechamos de algo raro, que era capaz de hacer cualquier cosa”, comentó un allegado al diario El Terriotrio Digital.
La causa podría modificarse en caso de constar denuncias previas por estafas, y la Justicia podría ordenar su captura.
La Defensoría del Pueblo de la localidad en la que se dio la situación reveló que lo que molesta a la denunciante es que "los vecinos comen asado" y que "no hay otro tipo de problema"
"Usuarios enojados" es la página de Facebook que reúne las quejas de los usuarios del servicio de la empresa Güemes, único directo entre ambas ciudades. Desde cucarachas y mugre en las unidades hasta roturas de los coches a mitad de camino aparecen en el menú de reclamos.
La actividad solidaria terminó en un gran escándalo cuando se descubrió el intento de robo.
Un abuelo repartió billetes de 200 pesos a los pasajeros del tren Sarmiento, con destino a la localidad bonaerense de Moreno, y el insólito gesto se viralizó en forma inmediata en las redes sociales. "La plata estaba envuelta en un papel, todos pensamos que estaba pidiendo alguna colaboración", dijo un testigo.