El humedal se halla en el pintoresco camping de esa localidad, donde el municipio y los particulares arrojan residuos. El presidente comunal aclaró que se tira la escamonda, pero el problema se profundizó
De todo. Bolsas con ramas, botellas plásticas y hasta un animal muerto se van acumulando en el lugar. (foto: Celina Mutti Lovera)
Una laguna ubicada en el predio del camping de Pueblo Esther va camino a la desaparición a raíz del avance de un basural. La comuna ganó varios metros cuadrados de terreno a este trocito de humedal para desechar allí residuos vegetales, pero según el propio jefe comunal, Flavio Puccini, la situación se les "fue de las manos". El mandatario responsabilizó a los vecinos de la localidad por tirar allí todo tipo de desechos contaminantes y reconoció que "falta control" en el lugar para evitar esta depredación. En tanto, un grupo autoconvocado reclama a las autoridades el cese del relleno y sugieren posibles usos para este patrimonio ambiental al que urge proteger, tal como lo entienden sus defensores.
El pintoresco camping público de Pueblo Esther se desborda de visitantes todos los veranos y es muy aprovechado por los pescadores en esta temporada invernal.
En el ingreso al predio, las mesitas, sombrillas de paja, churrasqueras y juegos para chicos arrebatan elogios sólo hasta unos metros hacia adentro, cuando el recorrido bordea montones de bolsas de residuos y desechos de todo tipo derramados sobre el relleno de tierra de la laguna que, aunque pequeña, es un valioso reservorio digno de preservar por su riqueza y diversidad biológica.
Desde el mirador. La dualidad de lo vivo y lo muerto, con un río por telón, se puede apreciar con más claridad desde el mirador del camping, en las inmediaciones de calle Carcarañá y la avenida Costanera. De cara al Paraná y frente a las tres islas que el gobierno provincial cedió a la localidad, el espectador puede recorrer con la vista, de izquierda a derecha, las instalaciones y dependencias del camping, el relleno de tierra y basura de varios metros cuadrados en el medio, y lo que queda del humedal parcialmente tapado.
En el terreno contaminado hay desechos vegetales, pero gran parte de las hojas y ramas están dentro de bolsas de consorcio y también hay residuos, desde los más comunes, como botellas, cubiertas de caucho, poliestireno expandido, trapos y papeles, hasta otros, insospechados, como recipientes de cloro, una carretilla de hierro rota, una derrumbada cucha de perro color azul.
La imagen más patética que registró La Capital en su recorrida por el lugar fue la una garza mora —un ave propia de las islas— que murió aplastada por una bolsa con todo tipo de desechos que evidentemente se arrojó desde cierta altura. Desde un poste, una lechuza parecía observar el desolador panorama. Al ojo humano, el contraste impresiona.
"Lugar al río". "No es un basural: le hemos ganado lugar al río", enfatizó Puccini, y aseguró que allí "la comuna sólo deposita lo recolectado de la poda domiciliaria y a los vecinos les permitimos tirar ahí ramas y hojas, lo que pasa es que a veces van a arrojar basura algunos particulares y ello escapa a nuestro control. Culturalmente cuesta mucho evitarlo. Nos demandaría contratar una persona exclusivamente para el control del lugar", explicó el jefe comunal a este diario.
"Seguiremos destinando ese lugar para el depósito de desechos vegetales, en tanto podamos desarrollar un emprendimiento más ambicioso que consiste en su reciclado y venta. Ello incluso nos permitiría eliminar el relleno y constituiría una nueva alternativa laboral en Pueblo Esther", auguró el mandatario.
Por otra parte, Puccini desmintió ciertos trascendidos en cuanto a que la comuna instalaría en el lugar un obrador o galpón para algún tipo de tareas. “Ello iría en contra de los propios intereses del lugar, que es una ventana al río”, afirmó.
Petitorios. Un grupo de vecinos autoconvocados y preocupados por la ecología y el medioambiente pidieron a la comuna la interrupción del relleno en el camping porque “queremos preservar esta laguna, que como todo humedal presta un gran número de servicios ambientales, además de sostener una gran diversidad biológica propia de las costas del río Paraná”. Así lo manifestaron en una nota acompañada por una treintena de firmas, y presentada el pasado 8 de junio.
“Si bien sabemos que la gestión de los residuos se transforma en un problema en muchos municipios por la falta de espacios para relleno, también conocemos de formas alternativas y sustentables para ello, por lo cual proponemos una mesa de trabajo para diseñar estrategias conjuntas que no dañen innecesariamente los espacios verdes”, sugiere el texto.
En apoyo a este petitorio se sumó luego otro, elevado esta vez por la agrupación ambientalista “El Paraná no se toca”, fundada por kayakistas en su mayoría de Rosario y por amantes del río, y que hoy suma adeptos preocupados por la preservación ambiental. Y esta semana se agregará un tercer y un cuarto reclamo, pero ya no a la comuna sino a la Defensoría del Pueblo a nivel provincial y nacional, según adelantaron desde el grupo de vecinos de Pueblo Esther que no acuerdan con el relleno de la laguna.
Sobre estos pedidos, Puccini explicó que “no pude responder ni escuchar qué propuestas tienen porque no dejaron ningún teléfono para llamar”. Sin embargo, una de las personas que presentó el petitorio en mesa de entradas aseguró a este matutino que el mandatario tiene esta información, ya que “en la comuna directamente no toman ninguna nota si no se dejan al menos dos números de contacto”.
Preservar el paisaje agreste
La laguna en cuestión no es un mero espejo de agua. Está poblado y rodeado de fauna y vegetación, como camalotes, musgos y toda una serie de hierbas de alto valor medicinal. De allí que sus defensores destacan la urgencia de preservar este paisaje agreste —incluso mediante alguna norma— y de aprovecharlo “pero con fines sustentables y factibles de gestionar, como recorridos, avistajes y por qué no un centro de investigación de esas plantas curativas”. Así lo manifestó una referente de los vecinos autoconvocados de Pueblo Esther. “Es un área que no está protegida, que tiene una connotación natural, un valor estético y sin embargo está signado a un uso humano. Este lugar todavía se puede salvar para que reporte otro tipo de beneficios, nunca un basural”, remató.
Crecida del río
Otra cuestión que preocupa al grupo de vecinos que se opone al relleno de la laguna en el camping municipal y al basural que allí se está gestando es la pronosticada crecida del Paraná y su posible avance sobre este terreno, que arrastraría los desechos directamente al río. Al respecto, el jefe comunal Flavio Puccini no se mostró preocupado porque no cree “que el agua llegue hasta ahí”.