Su perro lo atacó y le produjo serias heridas en su cuello, oídos y cuero cabelludo. La directora del Imusa, Diana Bonifacio, desaconsejó la tenencia de este tipo de animales pero aseguró que pueden ser reeducados.
Rosario.- Una vez más, una persona fue víctima del ataque de un perro considerado peligroso o violento. Un hombre de 63 años se encuentra internado en grave estado en el Hospital de Emergencias Clemente Ávarez (Heca) luego de que su pitbull se le lanzara al cuello. Ahora tiene serias heridas en esa áerea del cuerpo, en sus oídos y cuero cabelludo. La directora del Instituto Municipal de Salud Animal (Imusa), Diana Bonifacio, desaconsejó la tenencia de este tipo de animales aunque aseguró que pueden ser reeducados. En junio último, un chico de 14 años fue salvajemente mordido en un brazo, una pierna y un testículo por dos pitbulls cuando regresaba a su casa de hacer los mandados
Según informó el periodista Hernán Funes de Radio 2, este nuevo hecho ocurrió el lunes por la noche en la casa de la víctima, en Pasaje Lett al 4200, de la zona suroeste rosarina. De acuerdo a las primeras versiones, el hombre tuvo un episodio convulsivo, el perro lo desconoció y se le lanzó a la cabeza.
Para Bonifacio, consultada por Rosario3.com, más allá de la carga genética de este tipo de canes, y sus características específicas, hay “una cuestión matemática” a la hora de adoptar o comprar un perro: su tamaño.
“La diferencia está en el daño irreparable. No es lo mismo el daño que puede hacer un caniche de cinco kilos que un perro que con su sola mandíbula puede mover un auto”, apuntó.
Otro factor, y de vital importancia, es la crianza. Bonifacio explicó que este tipo de perros requiere de un espacio adecuado para su tamaño y de un amo paciente y de carácter firme, dispuesto una y otra vez a marcarle los límites y no dejarse atemorizar por un gruñido.
Ahora bien, aclaró, “nunca un ataque es un mordida de aviso, un ataque es un ataque”. “Una cosa es un perro que muerde porque le moviste el platito de comida, otra es un perro que muerde para matar”, insistió.
Entonces, ante un episodio así lo aconsejable en su opinión es asesorarse con un veterinario o adiestrador, comenzar el proceso de reeducación que, advirtió, no será rápido.
“Si a nosotros, que somos seres racionales nos cuesta cambiar hábitos, a ellos, mucho más”, apuntó y señaló que la castración es otra acciones que puede ayudar a bajar los decibles de agresividad en los perros.
Sin embargo, concluyó, la mejor prevención, es directamente no tenerlos.